jueves, 8 de noviembre de 2012

Pompeya, la ciudad sepultada por el Vesubio


     Es una ciudad muy antigua de la península itálica fundada en el siglo VII a. de J.C., situada a unos doscientos kilómetros al sur de Roma y muy próxima a la actual ciudad de Nápoles, que con el paso de los años se convirtió en una urbe rica con un buen número de monumentos y jardines. Su prosperidad se vio truncada cuando en el año 62 sufrió un fuerte terremoto que la dañó seriamente. No se había terminado de reconstruir y volvió a sufrir otra catástrofe mucho peor, la erupción del Vesubio en el verano del año 79 de nuestra era. Las consecuencias fueron catastróficas para la ciudad, pues quedó sepultada bajo sus cenizas hasta mediados del siglo XVIII cuando empezaron las excavaciones para sacarla a la luz de nuevo. Fue el ingeniero militar nacido en Zaragoza Roque Joaquín de Alcubierre el descubridor y primer excavador de esta espectacular ciudad.

      Sorprende el buen estado de conservación actual, como podemos comprobar en la mayoría de sus edificios y la decoración de sus casas, así que, durante su visita se puede experimentar la sensación de que aún sigue habitada. Todavía podemos apreciar algunos templos, la basílica, el foro, las termas, el teatro, el anfiteatro, varias de las casas más lujosas... mientras paseamos por sus empedradas calles. También podemos ver los moldes de figuras de alguno de los cuerpos que fueron encontrados bajo las cenizas; impresiona verlos, con lo cual nos podemos hacer una idea del horror que sintieron estas pobres gentes ante la avalancha de roca y ceniza que se les venía encima. El historiador que fue testigo de los acontecimientos, Plinio el Joven, nos indica que durante los días anteriores ya hubo temblores de tierra, pero nadie podía sospechar la inminente desgracia que provocaría miles de muertos, entre los que se encuentra el ilustre historiador Plinio el Viejo, tío del anterior, que murió al inhalar los gases tóxicos que se desprendían de la erupción. En estos trágicos momentos, se calcula que Pompeya contaba con unas quince mil personas y se piensa que gran parte de ellos pudieron escapar de la tragedia. Sobre el número de víctimas (se han encontrado restos de unos dos mil cadáveres) hay que tener en cuenta que las excavaciones todavía no han finalizado, y cabe esperar que aparezcan más. Resulta impactante el hecho de que los gladiadores encadenados no pudieron abandonar el anfiteatro, allí encontraron su final, y que los perros domésticos muriesen intentando soltarse de las cuerdas que los tenían atados a las casas de sus amos.
     En fin, la visita a la ciudad romana de Pompeya resulta muy didáctica e interesante, para hacernos una idea de cómo era y como se vivía en una localidad del siglo I de nuestra era en la primera potencia de la época: el Imperio romano.
     R.R.C.
Nota: Fotos bajadas de Internet