miércoles, 3 de octubre de 2018

El pasaporte de Ramsés II


     Transcurría el año 1976 cuando se decidió que la momia de Ramsés II abandonara su tranquila sala de reposo en El Cairo, para viajar al Museo del Hombre de París, con objeto de someterla a un riguroso estudio por más de 200 científicos, y así, poder comprender por qué se había deteriorado más desde que fue descubierta, allá por el año 1886 por Maspero y Brugsch, que desde su muerte acaecida hacia el 1213 a. de C. Aunque la momia del faraón fue enterrada en la KV7 del Valle de los Reyes, fue trasladada unos 250 años después a un escondite en Deir el-Bahari, conocido como La tumba DB320. Tras un concienzudo análisis descubrieron que estaba infectada por 89 tipos de hongos, debido a la humedad de la sala donde se encontraba, siendo sometida a un proceso de limpieza y preservación para, posteriormente, ser devuelta al Museo de El Cairo.

     Para realizar este viaje necesitó que el Gobierno egipcio le emitiera un pasaporte, como un ciudadano más, o como una momia más, con fotografía incluida de su rostro: pelirrojo y nariz aguileña; y con la profesión que ejerció: Rey fallecido. En París fue recibido con honores de Jefe de Estado, incluso la comitiva dio una vuelta por la plaza de la Concordia, donde, precisamente, se encuentra un obelisco suyo. Sería la última vez que monumento y personaje se encontraran tan cerca. Por desgracia, no se ha publicado su pasaporte original, y tan solo contamos con una reproducción elaborada por el arqueólogo David S. Anderson. ¿Qué cara pondría el funcionario de aduanas cuando le presentaran el pasaporte para sellar? Seguro que ese documento no lo olvidará nunca.
        R.R.C.