miércoles, 9 de abril de 2014

Desnudo bajando una escalera de Marcel Duchamp

     Es una pintura realizada con óleo sobre lienzo por el artista de origen francés y nacionalizado norteamericano Marcel Duchamp. Fechada en 1912 presenta unas medidas de 147X89 cm. y se encuentra expuesta en el Museo de Arte de Filadelfia. Obra en la que "coquetea" con el cubismo analítico que tiene lugar entre 1902 y 1912, en donde la pintura es casi monócroma, ya que los colores no interesan, pues lo importante es la geometrización, con la que expresa el movimiento continuo de un desnudo femenino a través de una cadena de figuras cubistas superpuestas. Pronto abandonará este estilo para dedicarse a un nuevo invento totalmente revolucionario en la teoría del arte, como fue la creación del ready made, ya tratado por mí en otra entrada de este blog. No cabe duda, de que la cronofotografía descubierta a finales del siglo XIX le sirvió de motivo de inspiración a la hora de plantearse esta pintura.
     El lienzo fue rechazado por el Salón de los Independientes, y tuvo que esperar un año para ser expuesta en el Armory Show de Nueva York, donde fue recibido con admiración y sorpresa a la vez. Esta obra que podríamos considerar a medio camino entre el cubismo, el futurismo y el arte dada, ya sorprendió con su título que el propio autor escribió sobre el mismísimo lienzo. La sensación de movimiento que produce no se había observado en ninguna otra creación hasta ahora. La plasmación pictórica de la idea del movimiento era una de sus máximas preocupaciones en el momento de ejecutar este trabajo. Emplea una gama de ocres, marrones, dorados y retazos de otros colores. La figura se compone de elementos abstractos y otros de forma cónica, cilíndrica o esférica, que producen en el espectador esa sensación de ritmo y movimiento acelerado en diagonal. Pero lo habitual en él era no detenerse mucho para explorar las posibilidades que le abría un nuevo cometido, simplemente abandonaba esa vía e iniciaba una nueva.
     El cuerpo humano, en este caso el de la mujer a la que suponemos ver, se convierte en una verdadera máquina de movimiento. En su descenso a no se sabe dónde, el desnudo deja la sucesión de sus sombras, cuestión que cuidaba mucho Duchamp, como sabemos por sus ready made, en los cuales nos advertía, que las sombras que proyectaban eran parte de la propia obra. Además, hay una intención evidente del autor de representar el movimiento de un cuerpo (instantes del mismo personaje), en un espacio determinado. Al descomponerse las imágenes en su trayectoria pone de manifiesto, en términos netamente artísticos, la cuestión del tiempo como fenómeno físico.
      En fin, una obra revolucionaria en su época, un ejemplo de los estilos vanguardistas de comienzos del siglo XX.

       R.R.C.
Caricatura publicada el 20 de marzo de 1913