jueves, 31 de enero de 2013

Los desposorios de la Virgen


     Se trata de un óleo sobre madera pintado por Rafael en 1504, de 170 X 117 cm., conservado en la Pinacoteca di Brera de Milán. En este cuadro, Rafael se inspira en el fresco “La entrega de las llaves” de su maestro Perugino, pintado en uno de los muros de la Capilla Sixtina en El Vaticano. Pero da un gran paso adelante en la figuración del espacio pictórico, del cual hace partícipe, además de a los personajes representados, al propio observador.

      La escena se compone por José y María a un lado y otro del sacerdote, como núcleo central, el cual acerca sus manos en el momento de formalizar su unión. Detrás de María se disponen las damas  de su corte, y detrás de José, los caballeros, que junto con él, habían acudido con el propósito de contraer matrimonio con la Virgen, tal y como narra el Protoevangelio de Santiago. Destaca en primer plano el personaje que rompe la vara de la castidad con su rodilla, ya no la necesitaba al no resultar escogido. Podemos ver como sus rostros, reflejan el enfado, o la desilusión de no haber sido ellos los afortunados. Siguiendo este evangelio apócrifo, José el carpintero fue el elegido, pues su vara es la única que florece, tras salir de ella una paloma, lo que el sacerdote Zacarías interpreta como un designio de Dios. El conjunto de personajes están dispuestos en un amplio arco de círculo, en parte contenido en el espacio del cuadro, que sale al encuentro de los espectadores; esta circularidad de espacio queda acentuada por la forma misma del templete superior, construida con una planta casi circular, con sus dieciséis lados, situado sobre una alta escalinata que hace de fondo a la perspectiva dibujada del pavimento. El templete viene a ser el centro de la composición del espacio circular y está inspirado en el que poco después Bramante levantó en el patio interior de San Pietro in Montorio en Roma, lo que indica que Rafael conocería el proyecto.

     Otra cuestión interesante son las vestimentas que portan los personajes, exceptuando los tres principales,  o sea, la Virgen, San José y el sacerdote Zacarías que consagra la unión, van vestidos de la época del pintor, de principios del siglo XVI, lo que dota de historicidad a la obra, sin embrago, los primeros los viste como el artista pensaba que irían en el momento del acontecimiento. Un detalle curioso, si nos fijamos en el pie de San José, es que éste tiene seis dedos, lógicamente no es un error del pintor, si no, que hace referencia a un sexto sentido que se le atribuye para interpretar sueños.
    
     El espacio sugerido es un espacio envolvente en el cual se nos invita a entrar, a actuar sobre la perspectiva perfectamente dibujada del enlosado, para unirnos y confundirnos con los protagonistas. La composición destaca la construcción en perspectiva, convergente en el centro de la puerta del edificio. Este centro coincide con el vértice del triángulo perfecto que encierra las figuras principales. En este cuadro, como en otros de Rafael, nos encontramos con todos los logros y avances que la pintura llevó a cabo hasta ese momento. No viene mal recordar, que más que un innovador, el autor es, sobre todo, un técnico del arte pictórico.     
     Manuales de Arte. Adaptado por R.R.C.

viernes, 25 de enero de 2013

Las curvas de nivel


     Son líneas imaginarias que aparecen en los mapas y unen diferentes puntos de la superficie que se encuentran a la misma altura, además, son líneas cerradas y nunca pueden cortarse unas a otras ni bifurcarse. Cuanto más fuerte es la pendiente, más próximas entre sí se encontraran las curvas de nivel. Las podemos dividir en dos clases: unas líneas más gruesas que denominamos curvas maestras, de las que se traza una de cada cinco y en las que se indica la altura que le corresponde; y otras más finas, en las que ya no sería necesario especificar su correspondiente altura. Luego, las curvas de nivel, nos proporcionan una imagen muy precisa y completa del relieve.
     Para leer un mapa de este tipo, es preciso conocer la equidistancia de las curvas, es decir, la diferencia de altitud que separa dos curvas de nivel seguidas y debe de ser constante en todo el mapa. Se dice por ejemplo, que la equidistancia es de diez metros, cuando las curvas pasan por las alturas de 0 metros, 10 metros, 20 metros, 30 metros… y así sucesivamente. Cuanto mayor sea la escala del mapa, la equidistancia será menor, y a la inversa, cuanto menor sea su escala, las curvas mantendrán una mayor equidistancia.
     R.R.C.
    

lunes, 21 de enero de 2013

La escala de los mapas


     Se llama escala de los mapas a la relación que existe entre una longitud cualquiera medida sobre el mapa y la correspondiente longitud sobre el terreno. Decir, por ejemplo, que la escala de un mapa es de 1: 100000 significa que un centímetro  sobre el mapa, equivale a 100000 centímetros sobre el terreno, es decir, a 1 kilómetro. Otro ejemplo, un mapa cuya escala numérica, pues se expresa con un número, sea de 1: 5000000, significa que un centímetro medido sobre la superficie del mapa equivale a 50 kilómetros en la realidad. Por lo tanto, cuanto mayor sea el denominador menor será la escala, ya que podemos ver menos detalles en ese mapa, porque la realidad la hemos reducido más veces. Y al revés, cuanto menor sea el número del divisor (denominador) mayor será la escala, y podremos ver más detalles en ese mapa al reducir menos la realidad. Por lo tanto, a la hora de elegir la escala para la elaboración de un mapa, depende de las cosas o detalles que queramos ver en el mismo.
     Cuando la realidad la representamos a una escala muy grande, por ejemplo 1: 2500, en donde un centímetro en el papel, se corresponden con 25 metros en el terreno, ya no empleamos la palabra mapa para referirnos a estas representaciones, sino que las denominamos planos. El plano de una ciudad, por ejemplo, lo podríamos representar a esta escala, e incluso a una menor, en el que veríamos más detalles.
      También podemos utilizar tanto en mapas como en planos la escala gráfica, que consiste en un segmento dividido en partes, qué a su vez, una de esas partes puede estar subdividida en unidades de longitud menores, y que lógicamente se tiene que corresponder con la escala numérica más arriba expresada. Por ejemplo: un mapa con una escala numérica de 1: 5000000, podríamos representarla en un segmento de cinco centímetros de largo, dividido en cinco partes iguales. Equivaldría cada una a 50 kilómetros en el terreno, y la primera parte del mismo, subdivida a su vez en diez partes de un milímetro, que se corresponderían con cinco kilómetros en la realidad. Esta escala nos permite medir directamente una distancia en el terreno con una regla y comprobar su correspondencia en la escala gráfica.
      Nota: en el mapa obtenido de Internet que ilustra el contenido de esta entrada, podemos observar en la parte superior del mismo, una escala numérica y su correspondiente escala gráfica.
      R.R.C.

jueves, 17 de enero de 2013

Tipos de regímenes fluviales de los ríos españoles


     Para clasificar los regímenes fluviales nos basaremos en el clima como factor determinante. Así podemos encontrar los siguientes:
a) Regímenes en los que influye los aportes hídricos procedentes de  la fusión de la nieve:
     -Nival puro: se da en los ríos de alta montaña o cabeceras de los ríos a alturas superiores a 2.500 m. (Ríos pirenaicos). Presentan su máximo de aguas en mayo, junio y julio coincidiendo con el deshielo de la nieve, y un mínimo en invierno porque el agua está retenida en forma de nieve o hielo.
     -Nivo-pluvial: se da este régimen en los ríos o cabeceras de los ríos que se encuentran entre los 2.000 y los 2.500 m. Su máximo caudal es aportado por la fusión de la nieve y se da a finales de mayo; en otoño presenta otro máximo aportado por las lluvias otoñales.
     -Pluvio-nival: se da en los ríos y cabeceras de ríos que nacen entre 1.600 y 2.000 m. Las crecidas se dan en primavera con aportaciones del deshielo y las lluvias, y otro máximo secundario en otoño, producido sólo por agua de lluvia.
b) Regímenes que están influidos por la cuantía, regularidad y ritmo estacional de las precipitaciones en forma de lluvia:
     -Pluvial atlántico: se da en los cursos bajos de los ríos de clima oceánico (Miño, Tambre). Su máximo caudal lo tiene en los meses invernales; sus mínimos en verano (el estiaje del verano no significa escasez de caudal).
     -Pluvial subtropical: se da en los ríos más meridionales de la Península.Tienen un caudal muy escaso e irregular, con acusados mínimos en verano, y máximos en febrero- marzo.
     -Pluvial mediterráneo: se corresponde con los ríos del levante peninsular. Su caudal es escaso e irregular. Presentan tres picos de máximos, dos en primavera y otro en otoño, y tres mínimos, en verano, enero y abril.
     - Pluvial mediterráneo continentalizado: se da en ríos del interior peninsular. Tiene máximos en primavera y otoño, y mínimos acusados en verano.
     Manual de Geografía 

Elementos del régimen fluvial.


     Caudal: es el volumen de agua que lleva un río en un punto determinado (el lugar donde se mide se le llama estación de aforo), se mide en m³/ s, y varía desde su nacimiento hasta su desembocadura y según la época del año. Podemos distinguir entre:
     - Caudal absoluto: indica la cantidad de agua que lleva un río en un punto concreto expresado en m³ por segundo.
     - Caudal relativo: es la relación entre el caudal absoluto, en litros por segundo,  y los km² de la cuenca  hidrográfica del río (se mide en l/s/km²). Este dato es útil para poder comparar distintos ríos.
     Los ríos españoles, en general, presentan caudales bajos debido a las moderadas precipitaciones de buena parte de la Península.

         Irregularidad: es el conjunto de cambios que experimenta el caudal de un río, que se expresa mediante el “cociente de irregularidad”, obteniéndose de la división entre el caudal medio más alto por el más bajo de un periodo de tiempo (se suelen  hacer estudios de  periodos de 30 años como mínimo). Podemos catalogar los ríos españoles como irregulares, aunque los de la cuenca norte y los de clima oceánico, en el contexto español, los podemos calificar de regulares; los ríos levantinos (Júcar, Segura) se  pueden calificar de muy irregulares.
     Las variaciones estacionales de caudal son los cambios del caudal de un río según la estación, y los que más interesan son: las crecidas (aumento del caudal de un río) y los estiajes (cuando el río lleva menos cantidad de agua),

         Materiales de transporte: según la capacidad erosiva del río y según el tramo (curso alto, medio o bajo), los ríos arrastran gran número de materiales que luego depositarán.

        Disimetría hídrica: aparecen grandes desigualdades tanto en las distintas vertientes, cuencas hidrográficas como longitud de los ríos.
     Manual de Geografía

domingo, 13 de enero de 2013

Vista de Delft (Vermeer)


      Es un óleo sobre lienzo de estilo Barroco conservado en el Museo Mauritshuis de La Haya, que no alcanza el metro de alto y los ciento veinte centímetros de ancho, pintado por el pintor holandés Vermeer  hacia el año 1660. Marcel Proust llegó a asegurar en 1921 que era “el cuadro más bello del mundo”. Una descripción de la obra con motivo de su venta en Ámsterdam el 22 de mayo de 1822 dice como sigue: "Esta pintura, la más importante y la más célebre de este maestro, cuyas obras son escasas, representa la villa de Delft sobre el Schia; puede verse la villa completa con sus puertas, torres, sus puentes tal y como eran; en el primer plano hay dos mujeres hablando, mientras que a la izquierda algunas personas parecen prepararse para embarcar en una gabarra. Delante de la villa varios navíos y embarcaciones. La manera es audaz, de las más poderosas y magistrales que puedan imaginarse; todo está agradablemente iluminado por el sol; la tonalidad del aire y del agua, la calidad de las construcciones y de los personajes forman un conjunto perfecto, y esta pintura es absolutamente única en su género".
     El género de vistas o paisajes urbanos fue uno de los temas preferidos del arte holandés de estos momentos. El autor realizó este trabajo en el lugar, pero desde una posición elevada y, probablemente, utilizó un telescopio invertido para poder obtener así la vista panorámica de esta parte de la ciudad, a la vez que disminuía el tamaño de las figuras humanas más cercanas. 
     Nos encontramos ante una composición equilibrada, montada sobre una estructura de líneas horizontales, verticales y diagonales. La sensación de quietud, de calma, serenidad, que provoca este lienzo en el espectador es excepcional, como si estuviésemos observando “una naturaleza muerta de la ciudad”. Nada perturba la quietud: ninguna figura se encuentra en movimiento, como podemos comprobar en las personas que aparecen en primer plano, todas las barcas se encuentran amarradas, no hay ondulaciones en el agua, se encuentra en absoluto reposo actuando como un espejo del plano anterior, los frondosos árboles del fondo tampoco se mueven, hay atmósfera, pero no hay pizca de viento. El silencio, la soledad, e incluso la intuición melancólica de una ausencia, se siente y se palpa en este paisaje excepcional de uno de los mejores maestros de la luz, como podemos comprobar en el juego de luces y sombras que lo llena todo de encanto.
     El cuadro presenta una absoluta unidad focal, ningún elemento margina a otro, todos destacan, cada muro, cada vano, cada tejado, cada torre…; en esa visión horizontal de la ciudad de Delft. El amplio cielo nublado que anuncia lluvia, abarca bastante más de la mitad del lienzo, pero se presenta tan suavizado, que no resta protagonismo alguno a las construcciones que aparecen debajo.
     R.R.C.  

sábado, 12 de enero de 2013

Teatro romano de Cartagena (Región de Murcia)


      Fue descubierto casualmente en 1.988. Se empezó a construir en tiempos de Augusto y fue dedicado a dos de sus nietos como nos indica una inscripción. La obra se ejecutó con rapidez, tan solo duró un lustro, del 5 al 1 antes de Cristo y se estuvo utilizando hasta el siglo III. La ornamentación escultórica fue realizada en mármol pentélico procedente de Grecia y tallados posiblemente en Roma. El graderío, dividido en prima, media y summa  cávea, con un diámetro de 87 metros, tiene capacidad para 6.000 personas y se aprovechó la ladera del monte del castillo (al igual que hacían los griegos). No obstante, los laterales se apoyaban en galerías abovedadas. A continuación, nos encontramos con la orquesta semicircular donde se sentaban las autoridades y la escena rectangular en la que se representaba la obra, con un patio porticado de bellas columnas detrás de ella.
    R.R.C.
                                                                        

Fachada de la catedral de Murcia

     Es una de las fachadas más bellas del barroco español, de una monumentalidad excepcional, única en su género, está enteramente dedicada a la virgen María, titular del templo. Fue realizada entre 1736 y 1754 por Jaime Bort y ha sido calificada como un poema sinfónico de la religión cristiana, pudiendo decirse que viene a ser una exaltación triunfal de las glorias de la Iglesia de la diócesis de Cartagena. Es sin duda alguna un gran retablo en el que la escultura no es ornamento de la arquitectura sino que la arquitectura presta ambiente a los relieves y a las estatuas, muchas de ellas realizadas por el imaginero Antonio Dupar.

     Tiene dos cuerpos, divididos por grandes columnas uniéndose los laterales al central por medio de unas grandes volutas o alerones, rematándose la calle central con una gran moldura curva que a modo de frontón forma un casquete de bóveda con el grupo escultórico de la Asunción de Nuestra Señora.

      En las tres calles que componen la fachada, dividida por pares de columnas de fuste estriado de orden corintio y compuesto respectivamente, se abren las tres puertas, que corresponden a las tres naves del interior del templo. La puerta del Perdón o central para el acceso de los personajes reales, está enmarcada por un baquetón acodado y una guarnición de mármol azul y jaspe rojizo. Encima de esta puerta, que entra dentro del gran arco o nicho, que forma una gran concavidad hasta el remate de la fachada, hay una hornacina con un grupo escultórico de la Virgen María entre los Arcángeles San Gabriel y San Rafael y sobre las cornisas, las estatuas de San Patricio y Lorenzo Justiniano.

     En la parte superior, entre columnas, las efigies de San Fernando y San Hermenegildo. En los zócalos, los bustos de los Apóstoles, la estatua de San Juan Bautista y San José, en las puertas laterales; las de los cuatro Santos de Cartagena: San Isidoro, San Leandro, San Fulgencio y Santa Florentina, en los intercolumnios.

     Las estatuas del segundo cuerpo representan a San Ginés, San Liciniano, San Poncio Bracarense y San Palucio. En los extremos laterales hay dos hornacinas con las efigies de Santo Tomás y Santa Teresa y sobre ellas las de San Pedro y San Pablo.

      La acertada y delicada distribución de ventanas, ornamentos, atributos religiosos y demás detalles, como tiaras, mitras, cetros e instrumentos músicos en las pilastras, completan este maravilloso retablo de la monumental fachada.

      Las otras dos puertas son la del lado norte, de San Juan, para el Obispo, y la del lado opuesto, de San José, para el Cabildo Municipal, sobre las cuales acordó el Cabildo colocar los escudos de la ciudad y del Cardenal Belluga.

     Recordar la monumental torre de más de noventa metros de altura con la que cuenta esta catedral, claramente visible cuando contemplamos su fachada principal, el efecto que produce ambas construcciones en el espectador es magnífico.

        R.R.C. 

viernes, 11 de enero de 2013

El Jet Stream: sus efectos en España

     En la zona templada en la que se sitúa España, la circulación atmosférica en altura está dirigida por la Corriente en Chorro o Jet Stream: flujo de vientos del Oeste que circulan a una altitud superior a los 8.000 m. y a una velocidad que oscila entre los 150 y los 600 Km. /h. Los desplazamientos del Jet en latitud determinan que afecte en mayor o menor medida a España; en invierno circula al Sur de la Península y es cuando más afecta viéndose invadida por perturbaciones, mientras que en verano se traslada a latitudes más septentrionales incidiendo sólo en la franja cantábrica; en otoño y primavera puede ondularse y afectar a zonas de la Península  creando, incluso, situaciones de gota fría.
     
     Manual de Geografía

Conceptos de tiempo y clima


Los conceptos de tiempo y clima son, a veces, utilizados de forma errónea. Ambos términos están relacionados, pero son estudiados por distintas ramas de la ciencia: la Meteorología estudia el tiempo y la Climatología se encarga de analizar el clima.

El tiempo es el estado de la atmósfera (temperatura, humedad, presión, vientos…) en un momento y lugar concreto; es cambiante y se observa a través de las mediciones de las estaciones meteorológicas y de imágenes de satélites.

El clima es la sucesión de tipos de tiempo en un punto de la superficie terrestre; utiliza medias de temperatura, precipitaciones, vientos…, y es duradero. La Organización Meteorológica Mundial define el clima como: “conjunto fluctuante de condiciones atmosféricas caracterizado por los estados y evolución del tiempo en el transcurso de un periodo lo suficientemente largo y en un dominio determinado”.

     Manual de Geografía

jueves, 10 de enero de 2013

Centros de acción que afectan a la Península Ibérica


      Son células de altas y bajas presiones que determinan la circulación atmosférica. Los centros de altas presiones atmosféricas, superiores a 1013 mb, se llaman anticiclones y son responsables del tiempo seco y despejado, y son emisores de vientos. Los centros de bajas presiones, inferiores a 1013 mb, se llaman ciclones o borrascas y son los causantes de precipitaciones e inestabilidad atmosférica y en ellos convergen los vientos procedentes de las altas presiones. Los principales que afectan a la península son:
-Anticiclón de las Azores: forma parte del cinturón subtropical de altas presiones, y en verano, por su desplazamiento hacia el Norte, nos afecta y causa tiempo seco y soleado; en invierno se desplaza hacia latitudes más al Sur y permite la entrada de borrascas procedentes del Oeste en España.
-Anticiclón Sahariano: influye brevemente durante el verano en la mitad sur peninsular (lleva nubes de polvo que pueden provocar “lluvias rojas”).
-Anticiclón Escandinavo: de origen polar, se siente en algunos momentos del invierno en la Península produciendo temperaturas muy bajas.
-Anticiclón Centroeuropeo: se puede presentar en determinados momentos del invierno y es responsable de fuertes heladas y olas de frío.
-Depresión de Islandia: emplazada en el Atlántico norte, se desplaza en invierno hacia el Sur provocando numerosas perturbaciones, sobre todo en la Cornisa Cantábrica.
-Depresión del golfo de Génova: célula ciclónica que es especialmente activa en otoño, puede coincidir con aire frío en altura y producir intensas precipitaciones (gota fría).
-Depresión del golfo de Cádiz: baja presión causante de las lluvias de invierno en el SO peninsular.

Manual de Geografía

Ibiza y Mallorca, dos islas típicamente mediterráneas


    
     Ibiza cuenta con una extensión de 572 km² y una población que sobrepasa los ciento treinta mil habitantes, su capital, del mismo nombre, la habitan unas cincuenta mil personas, con una actividad económica dominada por la industria turística y el pequeño comercio y acoge la sede del gobierno insular. Cuenta con un puerto ubicado en una bahía natural, que junto con el aeropuerto son los principales accesos a toda la isla. Tiene una gran antigüedad, ya que fue fundada por los fenicios en el año 654 antes de J.C. Destacan la catedral (del siglo XIV) y las murallas renacentistas del siglo XVI, ambas incluidas en el conjunto histórico artístico y declaradas en 1999 patrimonio de la humanidad. La máxima altitud de la isla sólo alcanza los 475 metros. En la actualidad es referente como destino para jóvenes de todo el mundo por su ajetreada vida social y nocturna, aunque también ofrece al visitante espléndidas calas y playas para aquellos que buscan tranquilidad. Otros municipios de interés de la isla son: Santa Eulalia del Río, San José y San Antonio Abad.

     Mallorca es la isla más grande del archipiélago Balear, ya que cuenta con una extensión de más de 3600 km² y cerca de novecientos mil habitantes, su capital Palma es la ciudad más poblada con más de cuatrocientas mil personas, en la que destaca su monumental catedral de estilo gótico. Su punto más elevado es el Puig Major, con más de mil cuatrocientos metros sobre el nivel del mar. La isla en su conjunto es uno de los mayores destinos turísticos de Europa, muy valorado por ciudadanos alemanes y otros vecinos del norte, por su agradable clima mediterráneo. Los restos arqueológicos hallados en esta tierra, se remontan a la etapa neolítica. Ya en la Edad de los Metales (finales del II milenio antes de J.C.) hay constancia de importantes cambios, es ahora, cuando surgen las construcciones más emblemáticas y abundantes de la prehistoria balear: los talayots, que tanto por su forma como por su ubicación parecen torres de vigilancia o defensivas, con forma circular o cuadrada. Además de la capital, destacan los municipios de Calviá y Manacor.
    R.R.C.
Nota: Fotos del autor

miércoles, 9 de enero de 2013

Castillo de Bran en la actual Rumanía


     Situado cerca de la ciudad de Braşov en Transilvania, es un monumento nacional y uno de los enclaves turísticos más importantes de Rumanía, muy conocido por su relación con la famosa novela de Bram Stoker sobre el Conde Drácula, que le sirvió como modelo para describir el castillo de este vampiro, siendo utilizada su imagen en películas que trataban sobre este tema. Pero la realidad es bien diferente, si nos fiamos de la información  histórica que se tiene sobre el personaje real en el que se inspira la famosa novela, que a lo sumo pasó un par de días encerrado en una mazmorra, según la opinión mayoritaria. La estructura actual de la fortaleza se remonta al siglo XIV, en un entorno natural impresionante, en el que destaca por su bella arquitectura de contundentes volúmenes, que cumplía una doble función: comercial y defensiva. La circulación del castillo se ordena alrededor de un patio central, y en su interior, los detalles históricos y artísticos los encontramos por todas partes. Por último, habría que destacar el buen estado de conservación que presenta, con muchas puertas, escaleras, pasadizos, estancias y una terraza ideal para un pequeño descanso.

     En fin, actualmente ha sido convertido en museo de historia y arte feudal. Otro de los lugares de Rumanía que podemos visitar.
     R.R.C.

Nota: fotos del autor

martes, 8 de enero de 2013

Brujas (Bélgica)


     Es la capital de la provincia de Flandes Occidental; situada al norte de Bélgica cuenta con una población de unos 120 000 habitantes. Su mayor atractivo es su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. Al igual que otras ciudades norteñas es conocida como la Venecia del norte, por la cantidad y belleza de sus canales. Ha tenido el rango de ciudad desde el siglo XI y formó parte de la Liga Hanseática, convirtiéndose en una de las ciudades más ricas de Europa. El estilo neogótico reinaba en el siglo XIX y gran parte de la urbe fue reconstruida en dicho estilo. Actualmente, dentro de las murallas se puede contemplar una enorme cantidad de monumentos y tesoros artísticos. Las murallas, torres y puertas de acceso a la zona medieval se conservan prácticamente intactas. En el corazón de Brujas se encuentra la Plaza Mayor, circundada por espléndidas fachadas como las del Palacio Provincial, el salón de los tejidos o " De Lakenhalle" y el imponente monumento conocido como Atalaya, símbolo de la libertad y de la autonomía de Brujas.
       R.R.C.
Nota: fotos del autor.

La plaza Dam de Ámsterdam, capital de los Países Bajos

  
    
     Es uno de los lugares más conocidos e importantes de la ciudad, ya que se encuentra en su centro histórico a unos setecientos metros de la Estación Central de Ámsterdam. Su forma es rectangular y en ella convergen las calles más transitadas por los peatones que eligen esta encantadora ciudad recorrida por bellos canales, como destino turístico. En esta plaza se encuentra el Palacio Real de estilo neoclásico que sirvió como ayuntamiento desde mediados del siglo XVII hasta principios del XIX, y una iglesia gótica del siglo XV como edificios más representativos. Cabe destacar el Monumento Nacional, un pilar de piedra blanca construido en 1956 en memoria de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, que domina el lado opuesto de la plaza, diseñado por un arquitecto holandés.
     R.R.C.
Nota: foto del autor

lunes, 7 de enero de 2013

Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela


            La obra cumbre del estilo de transición del románico al gótico es esta portada de la catedral santiaguina, obra del maestro Mateo y sus colaboradores, que según una inscripción coetánea concluye el dintel de la portada en el año 1188. Del Maestro Mateo, como de la mayoría de los artistas medievales, se sabe muy poco.
            El conjunto consta de una gran portada central y otras dos laterales más pequeñas. El arco central, más grande, está dividido por un parteluz que soporta un gran tímpano de excepcional riqueza escultórica. Los arcos laterales, sin tímpano, tienen la decoración escultórica y vegetal extendida por las arquivoltas. El de la izquierda representa la Iglesia de Israel, mientras que en el de la derecha se representa la Iglesia de los Gentiles. Su iconografía se basa en el Apocalipsis de San Juan.
           El arco central está dominado por la gran figura hierática del Pantocrátor sin la mandorla; está sedente y mostrando las llagas; su rostro vago y con expresión de cierta  indiferencia, muestra menor calidad que las figuras que lo rodean; su gran tamaño se debe al afán medieval de destacar la principal. Lo rodean los cuatro evangelistas (tetramorfos) perfectamente identificados por los símbolos sobre los que se apoyan para escribir: águila, toro y león; San Mateo escribe sobre sus rodillas.
          A los lados de la cabeza del Señor, dos pequeños ángeles turiferarios (que portan incensarios). Sobre la base del tímpano, están situados ocho ángeles de pie que portan los instrumentos de la Pasión: la columna, la Cruz, la corona de espinas, los cuatro clavos, la lanza de Longinos, el pergamino de la sentencia con el aguamanil de Pilatos, los azotes y la caña con la esponja junto con el INRI.
         Llenando el fondo del tímpano, aparecen 38 pequeñas figuras, ordenadas en dos filas y en diversas actitudes, que representan a los escogidos. Distribuidos por la arquivolta, están las figuras sedentes de los 24 Ancianos del Apocalipsis coronados y hablando entre sí (dos a dos). Están dispuestos en sentido radial, cosa hasta entonces desusada. Portan instrumentos musicales de cuerda, que unos afinan y otros tañen, formando el "Concierto Celestial". Son éstas figuras de gran realismo y movilidad. El realismo de los instrumentos ha permitido su reconstrucción actual para intentar reproducir lo más fielmente los sonidos de la música de la época. La arquivolta está adornada con motivos vegetales de bellísima factura. Dos ángeles, uno a cada lado del tímpano, alzan una pequeña figura con un cartel, simbolizando las Iglesias judía y pagana.
             El parteluz se apoya en una figura tendida sobre el pecho, que abarca con sus brazos dos leones con las fauces abiertas; su rostro barbado se alza mirando hacia las alturas; podría ser Adán o Noé. El capitel representa las Tentaciones de Cristo. Inmediatamente debajo aparece la figura de Santiago sentado en una silla de tijera y mostrando un pergamino con la inscripción "Misit me Dóminus". Sus cabellos ondulados y sus barbas terminan en formas acaracoladas. Desde su silla parece recibir a los fieles que penetran en la Basílica.
            El soporte de la figura del Apóstol es una columna de ónice donde se desarrolla el árbol de Jessé que nos muestra la Genealogía de Cristo según la profecía de Isaías: en la parte inferior está Jessé recostado, del que brota una rama que un ángel va entrelazando con los ascendientes de María (David, Salomón, etc.) hasta llegar, en la parte superior a la Virgen, que aparece libre de las trabas del ramaje, simbolizando su inmunidad al pecado original, su Inmaculada Concepción. El capitel tiene la representación de la Santísima Trinidad.
              Adosadas a las columnas de las jambas, aparecen cuatro figuras de tamaño natural a cada lado: Moisés con las Tablas de la Ley; Isaías, Daniel, joven y alegre, y Jeremías, a la izquierda. En la derecha, Pedro, con las llaves, Pablo, con un libro, Santiago el Mayor y Juan, sobre un águila, con el libro del Apocalipsis.
            Este conjunto monumental creado como entrada occidental y principal de la catedral es uno de los más grandes monumentos medievales del mundo y paradigma de la evolución que durante la segunda mitad del siglo XII sufre el románico hacia el naturalismo gótico.
       R.R.C.

jueves, 3 de enero de 2013

La historia de los Reyes Magos

    
     De los cuatro evangelios canónicos, es decir, los que forman parte de la Biblia, sólo el de San Mateo narra el episodio de los Magos de una manera muy breve cuando afirma: que de Oriente llegaron a Belén unos magos guiados por una estrella para adorar al rey de los judíos que acababa de nacer. Cuando vieron al niño con María, su madre, abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra. Advertidos en sueños de no informar a Herodes del paradero del niño, se volvieron a su tierra por otro camino. Por lo tanto, en ningún momento se dice que fueran reyes, ni que fueran tres, y menos aún, que uno de ellos fuera de raza negra.
    
     Los evangelios apócrifos posteriores a los canónicos y de autor desconocido que quedaron fuera del Nuevo Testamento, añaden muy poco a lo ya escrito. El Protoevangelio anónimo atribuido falsamente a Santiago el Menor, con el objeto de dotarlo de más autoridad y que fue escrito como muy tarde en el siglo IV, coincide básicamente con lo expuesto por San Mateo, y también se refiere a los tres regalos mencionados. El evangelio apócrifo del Pseudo Mateo difiere de los anteriores en el momento en el que los magos entregan sus dones al niño, pues éste, ya contaba con dos años de edad, y no habla de pesebre, o cueva, sino de casa, en donde encuentran al niño sentado en el regazo de su madre. Entonces abrieron sus cofres y entregaron a José y María cuantiosos regalos. A continuación fue cada uno ofreciendo al niño una moneda de oro. Y, finalmente, el primero le presentó una ofrenda de oro; el segundo, una de incienso; y el tercero, una de mirra. Después adoraron al niño y se fueron a su tierra por otro camino. En este texto anónimo del siglo VI y atribuido erróneamente al primer evangelista, sí especifica el número de tres, para referirse a los magos. Otro escrito apócrifo como el Libro sobre la infancia del Salvador relacionado con el Protoevangelio anterior, atribuido a San Mateo y según otros a Santiago; son falsas ambas atribuciones, ya que fue compilado por un erudito carolingio del siglo IX, y es la narración más amplia sobre el tema que nos ocupa que también menciona los tres conocidos regalos y, además de colmar de presentes a María y José, se refiere a sus porteadores como magos o adivinos. Para concluir este punto, en el llamado Evangelio árabe de la Infancia datado entre los siglos V al VI y que se basa en otros apócrifos anteriores, como novedad a lo ya apuntado, relaciona  la presencia de los Magos en Jerusalén con una predicción de Zoroastro (profeta fundador del mazdeísmo, que es una religión oriental). También traen los conocidos tres presentes, además de narrar otros acontecimientos inverosímiles. Sólo en la redacción siríaca de este mismo Evangelio se refiere a los Magos como tres reyes, hijos de reyes y procedentes de Persia.

                                
 
     En cuanto a la iconografía de estos personajes, las primeras imágenes se remontan al siglo III en las catacumbas paleocristianas que hay en Roma, aunque su número varía entre dos, tres, o cuatro, y tampoco figuran como reyes, sino como magos de Oriente, con gorros típicos de Frigia (imagen superior) y sin distinción de edad entre ellos. Un salto importante lo encontramos en los mosaicos del siglo VI de la iglesia de San Apolinar in Nuevo en la ciudad italiana de Rávena. Aquí, aparecen por primera vez los famosos tres nombres sobre los personajes, que portan sus presentes al niño Jesús. Melchor se representa imberbe, como el más joven; Gaspar el anciano con barba blanca; y Baltasar con barba color castaña (imagen superior). Pero hay que esperar a pinturas o esculturas del siglo XV, o sea, a finales del gótico, para que Baltasar aparezca con la tez negra, posiblemente de procedencia etíope, como podemos comprobar en la tabla central del tríptico pintado al óleo en 1479 por Memling, conservado en el Museo del Prado, en el que aparece el rey negro a nuestra derecha (imagen inferior), lo que no había ocurrido con anterioridad. Probablemente, es una propuesta que surge en Alemania a principios del S. XV y se difunde por Europa con gran rapidez.
  
     Bien, ya tenemos tres, sus nombres y uno de raza negra. ¿Pero cuándo se convirtieron en reyes? Hay que tener presente que durante el medievo, la magia, y por lo tanto los magos, estaban mal vistos por la iglesia católica, incluso perseguidos, así que el gorro frigio que llevaban se transformó en corona (la iconografía románica los presenta así, incluso manuscritos prerrománicos) y sus vistosas y coloridas vestimentas orientales en indumentarias más sencillas, acordes con los gustos de la Alta Edad Media. Serán los pintores flamencos de los siglos XV y XVI, Van der Weyden, o el ya mencionado Memling, los que vistieron a los ya tres Reyes Magos con lujosas indumentarias, como les vemos hoy día en las cabalgatas que recorren nuestras calles en vísperas del seis del enero, o en las figuritas que forman parte de nuestros belenes navideños. A partir de aquí, según los gustos y lugares, se les ha representado de muy diversa forma, pero siempre fácil de identificar en cualquier parte.
     Respecto al número de tres regalos se pueden establecer  una larga serie de correspondencias: La Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo); las tres Edades del hombre (infancia, madurez y vejez); los tres continentes conocidos en la Edad Media (Asia, África y Europa); que a su vez se correspondían con las tres razas humanas (blanca, negra y amarilla); descendientes de los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet.
     Decir, por último, qué según una tradición sin base histórica alguna, los Reyes Magos fueron trasladados en 1164 por orden de Federico Barbarroja a la catedral de Colonia en Alemania, en donde reposan en un relicario de oro detrás del altar mayor.
       R.R.C.
APÉNDICE AÑADIDO EL 4-1-2023
                                             La fíbula* de Turuñuelo

     Conservada en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) y hallada en Turuñuelo (Badajoz), es la representación más antigua de los Reyes Magos que tenemos en España, nada menos que datada en siglo VI. Para la realización de este medallón se empleó el oro y, más concretamente, exhibe la Adoración de los Magos al niño Jesús, sentado en el regazo de su madre la Virgen María, aprovecha el momento para bendecir con tres dedos de su mano derecha a los tres personajes. Y, como no, la estrella de Belén aparece en un lugar destacado. Por cierto, los tres reyes son más o menos iguales y una grafila de puntitos rodea toda la escena. Presenta una inscripción en griego que dice: ΒΟΗΘΕΙ ΤΗΙ ΦΟΡΟΥΣΑΙ (SANTA MARÍA AYUDA A LA PORTADORA. AMÉN.) siguiendo tanto el texto griego como la traducción a Inmaculada Pérez Martín. Posiblemente fue elaborada en Asia Menor.
*Es una pieza metálica antigua que se utilizaba para sujetar alguna parte del vestido antes de que aparecieran los botones, y tenían diferentes formas. Por último, el término latino fíbula se traduce al español como hebilla, pero también se utiliza como alfiler, broche, pasador...
      R.R.C.

martes, 1 de enero de 2013

El calendario Gregoriano: nuestro calendario actual

                                        Reloj astronómico de Praga (detalle)

      El término calendario deriva del latino calendas que se empleaba para denominar el día inicial de cada mes. Calendas, a su vez, procede del verbo calare (llamar). A primero de mes los cobradores reclamaban los tributos y, para ello, llamaban a los ciudadanos a gritos. El libro en el que estos cobradores anotaban sus cuentas se denominaba calendarium... Nosotros tenemos un calendario solar, basado en el movimiento de traslación de la Tierra alrededor de este astro y que dura trescientos sesenta y cinco días y casi seis horas, repartidos en doce meses, con un año bisiesto cada cuatro por las horas sobrantes cada año, razón por la que se añade un día más al mes de febrero que tendrá veintinueve en lugar de los veintiocho habituales. Pero hay que hacer una corrección cada cierto tiempo, concretamente cada final de siglo, ya que todos aquellos cuyas dos primeras cifras no sean múltiplos de cuatro, aunque les corresponda ser bisiestos no lo serán, para ajustar el calendario por ser menos de seis horas las sobrantes cada año. Así, por ejemplo, el dos mil cien que le correspondería ser bisiesto no se le añadirá un día, porque veintiuno, que serían las dos primeras cifras, no son divisibles por cuatro.
     Sus orígenes se remontan al antiguo calendario romano que era lunar. En la antigua Roma, varios siglos antes de nuestra era, el año era una sucesión de diez meses: Martius (dedicado a Marte), Aprilis (del latín aperire, abrir, por los brotes vegetales), Maius (por la diosa Maia), Junius (por Juno), Quintilis (el mes quinto), Sextilis (sexto), September (séptimo), October (octavo), November (noveno), y December (décimo). El año comenzaba el primer día (calendas) de Marzo, pues esta era la fecha que marcaba el inicio de las campañas militares con la designación de los cónsules. Numa Pompilio, rey de Roma, trató de acompasar el calendario romano a las estaciones añadiendo dos meses al final: Ianarius (dedicado a Jano, mes 11) y Februarius (de februare, purificación, mes 12). Más adelante Quintilis pasó a denominarse Julius en honor de Julio César y Sextilis Augustus en honor de Octavio Augusto.


     Existen una serie de puntos destacables en la órbita de La Tierra alrededor del Sol. Estos puntos son los solsticios y equinoccios (que marcan el comienzo de las cuatro estaciones), el perihelio (el punto en el que La Tierra está más cercana al Sol) y el afelio (el punto en el que la Tierra está más alejada del Sol). Todos ellos son perfectos candidatos para marcar el comienzo del año, los más lógicos son los que marcan el comienzo de las estaciones. Si el perihelio realmente afecta poco a la vida diaria, los solsticios y los equinoccios en realidad sí que afectan, marcan el inicio y el fin de las estaciones. Sin embargo no es así, ¿por qué?, ¿por qué el año empieza el 1 de enero?
    
     El motivo  fue un pueblo celtíbero en el interior de la Península Ibérica, Segeda, antecedente de lo que hoy es la pequeña localidad zaragozana de Mara, en la comarca de Calatayud.  Roma declaró la guerra a Segeda y, para adaptar organizativamente el mando de las tropas, cambió el calendario que regía hasta entonces en el mundo occidental. Segeda había adquirido fuerza y valor estratégico para que la República romana decidiera declararle la guerra, lo que conllevó la modificación del calendario que se utilizaba hasta entonces, porque hacía falta elegir los cónsules y eso ocurría de ordinario el 15 de marzo, «primer día» del año político-administrativo romano. Pero como corría prisa, se optó por fijar como fecha de elección el 1 de enero, y aquel acontecimiento hizo que, desde entonces, el calendario adelantara el primero del año a ese día. Importante tuvo que ser Segeda como para que el Senado romano tomara decisiones de tanto calibre. Algunas crónicas de la época se refieren a esa ciudad celtíbera como «grande y poderosa». En el año 153 a.C. se fijó el principio del año en el día 1 de Ianarus (en lugar del 1 de Martius), fecha en que se pasó a realizar el nombramiento de los cónsules, esto es, dos meses antes del comienzo de las campañas militares.

     Fue Julio César (100 – 44 a.C.) bien asesorado quien en el 45 a.C. (año 708 de Roma) decidió realizar una reforma definitiva del calendario. Encargó el trabajo al prestigioso astrónomo griego Sosígenes que estaba establecido en Alejandría. Sosígenes ajustó la duración de los meses para fijar la duración total del año en 365,25 días por término medio, es decir, unos 11 minutos más cortos que el año trópico (el de las estaciones, que dura 365,2422 días). Como resultaba conveniente que el año tuviese un número entero de días, se fijó el año ordinario en 365 días  y para que no se acumulase un desvío con las estaciones se decidió intercalar un día extra cada cuatro años. Este calendario, denominado juliano en memoria de Julio César, permaneció válido durante más de dieciséis siglos. Pero durante muchos de estos siglos, los católicos se resistieron a celebrar el principio del año en un mes dedicado a una deidad pagana.

     El inicio del año el 1 de enero se hizo obligatorio en muchos estados europeos a partir del siglo XVI. Se impuso en Alemania mediante un edicto hacia 1500; Carlos IX lo decretó en 1564 en Francia y entró en funcionamiento en 1567; en España se generalizó hacia el siglo XVII (en el XVIII en Cataluña), y en Inglaterra hubo que esperar hasta 1752.
     Del calendario Juliano, se pasó al Gregoriano. Con el transcurso de los siglos, los 11 minutos de diferencia en la duración del año juliano y del trópico, generaron una deriva muy significativa. A finales del siglo XVI, a pesar de la corrección introducida en el concilio de Nicea (año 325 d.C.), el equinoccio de primavera (muy importante para la Iglesia, pues determina la fecha de la Pascua) caía hacia el 11 de Marzo, es decir, 10 días antes de la fecha que la Iglesia le había impuesto en Nicea. Esta situación llevó al papa Gregorio XIII a realizar una importante reforma en 1582, año al que recortó 10 días, pasando del cinco al quince de octubre.

     La fecha del 1 de enero se mantuvo con la llegada del cristianismo porque enlazaba bien con la tradición cristiana, recordar que Jesucristo era judío, y el momento en el que se presenta en sociedad un niño judío es en su circuncisión 8 días después de su nacimiento. Así, Jesucristo, según la tradición,  habría nacido la noche del 24 al 25 de diciembre (el solsticio de invierno) y el 1 de enero se celebraría el comienzo del nuevo año coincidiendo con el día de la circuncisión de Jesús. En tiempos de Julio César el solsticio era el 25 de diciembre, pero en la época del Concilio de Nicea (casi cuatrocientos años después) éste ya se había retrasado tres días, siendo el solsticio de invierno el 21 de diciembre y no coincidiendo con la Navidad. ). ¿Por qué este desfase? porque el calendario Juliano no era exacto y provocaba una pequeña diferencia con el paso de los siglos (en concreto unos tres días cada cuatrocientos años). De esta forma, el Concilio de Nicea, al establecer el solsticio de invierno el 21 de diciembre lo desligó para siempre de la Navidad.

      R.R.C.