domingo, 22 de junio de 2014

La Gioconda del Prado

     Precisamente, el Museo del Prado, a pesar de ser la mejor pinacoteca del mundo para muchos entendidos, tiene una carencia importante: el hecho de no poseer ni una sola obra del genio de la pintura universal Leonardo da Vinci, si bien, también hay que tener en cuenta, que este autor pintó muy pocas obras, casi las contamos con los dedos de las manos. Esta ausencia la puede suplir, al menos en parte, con cuadros de sus discípulos, entre ellos este retrato de la Gioconda, que un alumno suyo pintó a la vez que el maestro a principios del siglo XVI, en la ciudad de Florencia. Se ha apuntado a Francesco Melzi como su autor más probable. La similitud tan grande que presentan ambos cuadros, junto con el hecho, de mostrar las mismas modificaciones bajo las pinturas que vemos hoy en día, como se ha comprobado con exámenes radiológicos, es una prueba evidente, de que cuando rectificaba Leonardo en su tabla, hacía lo mismo el discípulo. Luego, bajo la supervisión de su maestro, ejecutó su retrato el aventajado alumno, que sin llegar a ser una obra genial como la de su instructor, sí realizó un buen trabajo.
Recreación del momento en el que ambas obras se ejecutaron
     Este hallazgo sensacional, entre otros tesoros artísticos acumulados en el Museo del Prado, ha supuesto una pequeña revolución en el mundo del arte. Llevaba prácticamente tres siglos formando parte de las colecciones reales, pasando un tanto inadvertida por la espesa capa negra que cubría todo el fondo del cuadro, hasta que hace poco, se planteó la necesidad de quitar todo ese repinte negro* con el que se dotó a la tela en el siglo XVIII, probablemente, con la intención de que destacase más el retrato femenino, al centrar toda nuestra atención en el mismo, y no en el espléndido paisaje que lucía el fondo de la obra. Por otra parte, no es un hecho insólito en esa época, ya que otras pinturas corrieron igual “suerte”. Dos años se necesitaron para llevar a cabo el proceso de restauración, con un resultado espectacular, como podemos ver en su poderoso colorido y enigmática belleza. Además, presenta un estado de conservación muy superior a su hermana parisina, oscurecida por los barnices que se utilizaron y que no emplearon en la del Prado.
     Pintada sobre tabla de nogal, al igual que hacía Leonardo, y no de roble como se creía hasta ahora, típico de los Países Bajos, no la podemos considerar como una de tantas copias más, que hay de Mona Lisa por el Mundo, por la sencilla razón de que ésta no se copió de la original, sino que fue pintada a la vez que ella y directamente en el taller de Leonardo con la modelo posando. La diferencia principal que podemos encontrar entre ambas, es que la Gioconda de Madrid, carece de sfumato, de esa técnica que empleaba Leonardo en sus cuadros, especialmente en éste, que los llena de misterio, con líneas vaporosas y contornos sin delimitar alrededor de la boca y los ojos. Otra diferencia que merece la pena destacar, es la presencia de unas perfiladas cejas que tiene la obra de Madrid y de las que carece la de París, bien porque nunca las tuvo, o porque fueron eliminadas en alguna restauración posterior. Ambas son idénticas en tamaño y forma, aunque varían claramente en algunos de los colores que presentan; sólo bastaría con detenernos en sus mangas.
      Por último, un análisis detallado de este cuadro, nos debería permitir conocer mejor la Gioconda del Louvre y la técnica de trabajo de Leonardo. Y por otra parte, podemos contemplar mejor la Mona Lisa de Madrid, al menos de momento, al no exponerla en esa especie de incubadora de alta seguridad, que nos impide ver la genialidad con la que Leonardo movía sus pinceles.
*Labor que realizó la restauradora del Museo del Prado: Almudena Sánchez Martín, devolviendo la obra a su estado original, "una auténtica revelación", según sus propias palabras.  Junto a ella, el conservador Miguel Falomir y la investigadora Ana González Mozo fueron los encargados de conseguir poner en la palestra esta obra, prácticamente desconocida por todos.
      R.R.C.
Nota: hay una entrada en este blog sobre la Gioconda de Leonardo con el título “La Gioconda del Louvre” que podrá encontrar utilizando el buscador de la derecha.