Pectoral (detalle) |
Como la
entrada anterior de este blog se refiere al brazalete de Psusennes I de la XXI
dinastía egipcia, que gobernó entre el 1039 y el 991 antes de Jesucristo, para
no repetirme, envío al lector a dicha entrada, en la que expongo con todo lujo
de detalle, el contenido del cartucho real que vemos situado sobre el
escarabajo. Por otra parte, el hecho de que su real tumba no haya sido
saqueada, como casi siempre sucede, nos ha deparado un sin fin de objetos
valiosos como su grandioso sarcófago de plata, más cara en el antiguo Egipto
que el oro, por tener que importarla de muy lejos y más difícil de trabajar,
entre otros inconvenientes por poseer un punto de fusión más alto que el
preciado metal; su excelente máscara que nos recuerda a la de Tutankamón elaborada en oro, lapislázuli y pasta de vidrio,
de 48 cm de altura, 38 de anchura y 6 mm de
espesor; magníficos collares; una gran variedad de anillos; en
definitiva, un gran ajuar funerario.
Centrándonos ahora en el pectoral de la
imagen, es una magnífica obra de orfebrería, desde la preciosa cadena de 42 cm
de longitud que lo sostiene, hecha con alargados eslabones en donde se alterna
oro, lapislázuli, feldespato verde y otras piedras de adorno en doble fila, hasta
el contrapeso en forma de flor de loto como parte final, con incrustaciones de
pedrería de variados colores. Además de los materiales mencionados, para
confeccionar el conjunto de la obra se utiliza jaspe verde; y vidrio negro,
rojo y azul.
Destaca el gran escarabajo alado central
de jaspe muy oscuro, con una altura de 6,5 cm de alto por 4,5 cm de ancho, con
un contrapeso de jaspe rojo en su parte inferior. Impresionan sus enormes alas
de gran riqueza cromática conseguida a base de innumerables piedrecitas,
talladas e incrustadas en bandas horizontales realizadas en oro. En la parte
superior nos encontramos con el bellísimo cartucho real, que es una obra de
arte por sí solo, como podemos observar en los signos jeroglíficos que contiene
sobre el fondo dorado, que colabora a que destaquen aún más. Aquí, podemos leer
el nombre de este faraón en su lengua, la más bonita del mundo a la hora de
ponerla por escrito. Las dimensiones totales de la pieza son de 10,5x 12,5 cm,
y de lo que no cabe ninguna duda, es de encontrarnos ante una obra maestra de
la orfebrería egipcia, en la que, valga la redundancia, sus artesanos eran unos
auténticos maestros.
Este pectoral se encontraba junto con
otras piezas de gran interés en el sarcófago de plata que contenía los restos
óseos del faraón. El significado del mismo hay que vincularlo con el renacimiento
del Sol que ocurre todos los días, que es lo que simbolizaba el escarabajo
pelotero para los antiguos egipcios haciendo girar su bola de estiércol.
Además, en su parte posterior (que no vemos en la imagen), lleva grabado el
capítulo 30 del Libro de los Muertos, que ayudaba al difunto a enfrentarse al
temido juicio de Osiris.
R.R.C.