miércoles, 28 de agosto de 2013

Santa Sofía de Constantinopla

     Mandada construir por el emperador Justiniano entre los años 532 y 537, dedicada a la Sabiduría Divina, es uno de los monumentos que han influido de manera perdurable en la historia de la arquitectura religiosa. A consecuencia de un terremoto acaecido en el 557, la cúpula se derrumbó, siendo reconstruida al año siguiente y consagrada en el 562.
     Sus arquitectos fueron Artemio de Tralles e Isidoro de Mileto. Se concibe y realiza con planta central de cruz griega, con dos naves iguales, de 33 metros de anchura, que se cruzan formando un cuadrado, cubierto por una enorme cúpula de 30 metros de diámetro y cuya clave se sitúa a 55 metros de altura. Lo original es que esta cúpula se apoya sobre cuatro pechinas que sirven de enlace con la planta cuadrada. La cúpula aloja 40 ventanas, que se sitúan en su arranque, y con el fin de aligerar su peso se utilizaron tejas blancas y esponjosas fabricadas en Rodas.
    El gigantesco empuje de la cúpula queda contrarrestado por un sistema de medias cúpulas situadas en la parte este y oeste, sustentadas por pilares dispuestos octogonalmente y contrarrestados a su vez por tres nichos que se abren en arcadas entre los pilares. En los costados norte y sur, el contrarresto de la cúpula se lleva a cabo por las naves laterales, cubiertas por bóvedas de cañón en unos tramos y de arista en otros. Los contrafuertes exteriores son adiciones turcas, así como los cuatro minaretes.
     En el interior, la nave central presenta tres niveles: el primero de arcadas sobre columnas,  como separación de las naves laterales; sobre este nivel, y cubriendo toda la anchura de las naves laterales, aparece un piso de tribunas, y sobre él, un tercer nivel, el claristorio que, junto con las ventanas abiertas en la cúpula, ilumina el templo. Las paredes, que son de ladrillo como los arcos y bóvedas, se hallaban recubiertas de dorados y maravillosos mosaicos que recibían el impacto de la luz y producían un efecto y un ambiente sobrenatural. De esta primitiva decoración solo se respetaron los mosaicos de las pechinas que representan cuatro ángeles.   
     Santa Sofía contaba con dos atrios; uno de ellos hoy ha desaparecido y formaba un espacio cuadrado con una fuente en su centro. El otro, que aún se conserva en el costado occidental de la planta, es un nártex o antesala que contiene preciosas puertas de bronce.
     MANUAL DE HISTORIA DEL ARTE