domingo, 10 de febrero de 2013

Evidencias históricas de la resurrección de Cristo según N.H. Wright en su diálogo con A. Flew


     Recientemente se ha publicado en español el último libro de Antony Flew fallecido en el 2010, en colaboración con R. A. Varghese  “Dios existe” por la editorial Trotta. Flew  fue el máximo referente del ateísmo, posiblemente mundial, de la segunda mitad del siglo XX, con obras como Filosofía y falsificación, o La  presunción del ateísmo, en donde la carga de la prueba, la hacía recaer en los que afirmaban la existencia de Dios y  no en los que la negaban. En el 2004 anunció su cambio de postura al deísmo y en el  2007 defendió sus nuevas opiniones en el libro mencionado al principio de estas líneas. Después de leerlo atentamente, creo que se quedó a un paso de abrazar la religión cristiana, como podemos comprobar en su  último capítulo, se declara abierto a creer en un Dios personal y a la omnipotencia, cuando escribe que “algunos aseguran haber establecido contacto con una Mente infinitamente inteligente. Yo no lo he hecho; no todavía. Pero ¿quién sabe lo que podría ocurrir en el futuro? Quizás algún día podría oír una Voz que dice: ¿me oyes ahora?”. Y en su reflexión final concluye: “Me impresiona mucho la argumentación  de obispo Wright (a continuación me referiré a ella), que es totalmente fresca. Presenta las razones del cristianismo con un acento nuevo. Esto es enormemente importante, sobre todo en el Reino Unido, donde la religión cristiana prácticamente ha desaparecido. Es una argumentación absolutamente magnífica, radical y poderosa.
     ¿Es posible que haya o haya habido una revelación divina? Como dije, no se pueden limitar las posibilidades de la omnipotencia, excepto en lo que se refiere a producir lo lógicamente imposible. Todo lo demás está abierto a la omnipotencia”.       

      En el apéndice final de este libro, mantiene una interesante conversación con el obispo de la iglesia anglicana N.T. Wright, reconocido experto en temas de cristianismo primitivo y Nuevo Testamento, con el que trata el tema de la resurrección de Cristo desde el punto de vista histórico y qué pruebas puede aportar. Precisamente la reflexión final ya indicada hace referencia a esta conversación. Vamos a ella:

     La resurrección tal como la entiende el cristianismo no tiene parangón en el mundo grecorromano en donde se desarrolla esta nueva religión. Sabían que los muertos permanecían en sus tumbas y no resucitaban, el concepto del más allá de las religiones paganas no tiene nada que ver con el que tenían los seguidores de Jesús. Sin embargo, dentro del mundo judío de hace dos mil años, la mayoría creían en la resurrección, como los fariseos, no así los saduceos, que negaban la existencia de otra vida después de la muerte, mientras los esenios, parece ser que creían en un estado de inmortalidad que no implicaba resurrección. Ahora bien, todos los cristianos primitivos creían en una futura resurrección de la carne. Todos creían que, al menos,  una sola persona había resucitado: Jesucristo, mientras los demás reaccionaron con incredulidad hacia dicha idea. Hablaron de un nuevo tipo de corporeidad no vulnerable al dolor y a la muerte. La versión de resurrección cristiana es totalmente nueva y diferente a la judía de su tiempo y fue la idea central en estos primeros cristianos, no así en el judaísmo, lo que indica que algo debió ocurrir que trajo la resurrección  de la periferia al centro de la fe. Los primeros cristianos discrepaban en otras muchas cosas, pero en esta idea de la resurrección había unanimidad.
      La historia, en opinión de Wright, tiene la obligación de preguntarse ¿por qué los cristianos primitivos tienen una idea totalmente nueva y unánime de la resurrección?, algo concreto ocurrió, nos dice. Lo que transmiten los evangelios  y los Hechos de los Apóstoles de la resurrección,  presenta rasgos comunes que prueban que se remontan a tradiciones orales muy próximas a la crucifixión de Cristo y la forma de presentarla hubiese sido diferente a  como lo hicieron, de haber expuesto un modelo ya recogido en el judaísmo, concretamente en el libro de Daniel en su capítulo 12* tendrían un texto apropiado. Para el evangelio atribuido a Mateo, por ejemplo, que tanto le preocupaba justificar como se cumplían en Jesús las profecías del Antiguo Testamento, le hubiese encantado narrar la resurrección tal como estaba escrito. Sin embargo, no lo hizo así, y añado ¿por qué?, lógicamente no fue esa su experiencia. Por otra parte, en el texto griego de los evangelios se utilizan palabras diferentes para referirse a este tema, lo que indicaría que no copiaron unos de otros.

     Otro aspecto muy interesante para Wright es el papel otorgado a las mujeres en este asunto, cuando sabemos la poca importancia que se daba a su opinión en la sociedad de estos momentos, ni siquiera servían de testigos en un juicio. Colocar a mujeres, y en especial a María Magdalena**, que provenía del bajo mundo de la ¿prostitución? como testigos fundamentales de la resurrección, de un hecho tan trascendental para los cristianos, hubiese sido como dispararse un tiro en el pie, como podemos comprobar en Celso, filósofo anticristiano del siglo II, cuando asegura: “esta fe se basa sólo en el testimonio de unas mujeres histéricas”. Los primeros cristianos nunca hubieran inventado algo así.
      Por último, Wright descubre que debieron concurrir dos acontecimientos: 1) la tumba vacía de Jesús y 2) debió haber apariciones. Ambas cosas son necesarias, pues las apariciones de Cristo no fueron alucinaciones de sus discípulos, ya que la tumba estaba vacía y su cuerpo no fue robado como demostrarían las apariciones. Estos dos puntos serían para Wight la explicación más plausible y certera de los textos neotestamentarios.

 * “Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno. Los doctos brillaran como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a la multitud la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.” Texto obtenido de la Biblia de Jerusalén.
**Llamada “La apóstol de los apóstoles” por Santo Tomás de Aquino. Por otra parte, el papa Francisco elevó su memoria litúrgica al rango de fiesta con un decreto en 2016, para evidenciar la importancia de esta mujer en los orígenes del cristianismo.

      R.R.C.

P.D. Además de lo expuesto, cabría plantearse la siguiente pregunta: ¿qué vieron los Apóstoles de Jesús? Excepto Judas el traidor, que ya sabemos cómo acabó y fue sustituido por Matías, pues con su acción dejó de ser apóstol, todos sufrieron enormes martirios por su causa y murieron de una forma violentísima, salvo Juan que falleció de vejez porque pudo sobrevivir a la tortura que fue sometido, aunque con secuelas. Renunciaron a su vida anterior, a sus mujeres, a sus hijos, a sus familias, a sus trabajos, siendo todos ellos hombres sencillos de extracción humilde, que no estaban preparados ni mentalizados para la vida de sacrificios que les esperaba y que no dudaron en asumir voluntariamente.

Nota: P.D. Añadida el 2 de enero de 2014
     R.R.C.

P.D. II Me ha parecido interesante incluir en esta entrada, cómo contaba Antony Flew en una de sus últimas entrevistas poco antes de fallecer, su cambio de conversión intelectual y, de paso, dar una contundente respuesta al biólogo británico nacido en Nairobi Richard Dawkins, uno de los mayores representantes del ateísmo mundial en la actualidad, ridiculizando su principal argumento sobre el origen de la vida. Lógicamente, el tema tratado aquí es otro, pero el texto que expongo a continuación, complementa con una gran claridad el cambio de postura intelectual de este gran pensador, que no tuvo inconveniente en reconocer, ya al final de su vida, que durante toda ella había mantenido una postura equivocada:

     Dos factores fueron especialmente decisivos. Uno fue mi creciente empatía con la idea de Einstein y de otros científicos notables de que tenía que haber una Inteligencia detrás de la complejidad integrada del universo físico. El segundo era mi propia idea de que la complejidad integrada de la vida misma —que es mucho más compleja que el universo físico— solo puede ser explicada en términos de una fuente inteligente. Creo que el origen de la vida y de la reproducción sencillamente no pueden ser explicados desde una perspectiva biológica, a pesar de los numerosos esfuerzos para hacerlo. Con cada año que pasa, cuanto más descubrimos de la riqueza y de la inteligencia inherente a la vida, menos posible parece que una sopa química pueda generar por arte de magia el código genético. Se me hizo palpable que la diferencia entre la vida y la no-vida era ontológica y no química. La mejor confirmación de este abismo radical es el cómico esfuerzo de Richard Dawkins para aducir en El espejismo de Dios que el origen de la vida puede atribuirse a un "azar afortunado". Si este es el mejor argumento que se tiene, entonces el asunto queda zanjado. No, no escuché ninguna voz. Fue la evidencia misma la que me condujo a esta conclusión.
Nota II: P.D. II Añadida el 4 de febrero de 2014.

     R.R.C.

P.D. III  Aunque estas últimas posdatas sobrepasan el título de la entrada, creo que aportan algún argumento para la reflexión sobre el tema aquí expuesto. Un testimonio atractivo sobre la resurrección, lo encontramos en Charles Colson, fallecido recientemente y hombre fuerte de la administración del presidente de E.E.U.U. Richard Nixon, e implicado en el escándalo Watergate  por lo que fue condenado a tres años de cárcel. Después de estar unos meses en prisión, se convirtió al cristianismo y dio un cambio radical a su vida, concentrando todos sus esfuerzos en ayudar a los demás. Afirmó lo siguiente:
     “Yo sé que la resurrección es un hecho, y Watergate lo demostró para mí. ¿Cómo? Porque 12 hombres testificaron haber visto a Jesús levantarse de la muerte, y después ellos proclamaron la verdad por 40 años, ni una sola vez negándolo. Cada uno fue golpeado, torturado, apedreado y puesto en prisión. Ellos no habrían resistido eso si no fuera verdad. Watergate implicaba 12 de los más poderosos hombres en el mundo—y ellos no pudieron mantener una mentira por tres semanas. ¿Usted me está diciendo que 12 apóstoles pudieron mantener una mentira por 40 años? Absolutamente imposible.”

Nota III  P.D. III Añadida el 15 de febrero de 2014


      R.R.C.