El cónclave más largo de la historia tuvo lugar en la Baja Edad Media, concretamente entre 1268 y 1271 con una duración de dos años y nueve meses, desarrollado en una pequeña ciudad al norte de Roma llamada Viterbo. Aquí se reunieron en su catedral tan solo unos 19 o 20 cardenales (según las fuentes que se consulten), y se metieron en un callejón sin salida, ellos solitos, que levantó muchas ampollas; tanto en las autoridades de la ciudad, que se hacían cargo de todos los gastos, pues pertenecía a territorios de la Iglesia, como de los habitantes de la misma, que por “cortesía” también corrían con los gastos, tanto de las autoridades religiosas, como de sus séquitos.
Para ser elegido papa necesitabas una
amplia mayoría, en este caso de 14 votos de los cardenales presentes allí
reunidos, pero había dos facciones de unos 7 cardenales cada una, muy enconadas
por entre sí por cuestiones políticas. Además había otras dos sensibilidades
que tenían pocas opciones por su escasa representación. Mientras de las dos
facciones más importantes una prefería un papa francés (los carolinos), la otra
(los gibelinos) quería uno más acorde con el Sacro Imperio Romano Germánico,
que tenía unas relaciones complejas entre los mismos estados, ciudades… que lo
integraban, y un emperador de la confederación con más poder simbólico que
real.
El papa fallecido Clemente IV residía en
Viterbo, para librarse del ambiente enrarecido que se apoderó de Roma desde tiempo
atrás, y en su catedral se celebraban las votaciones diarias, para después
pasar a intervalos más largos conforme pasaba el tiempo sin alcanzar acuerdo
alguno. A si mismo las autoridades y ciudadanos en la ciudad estaban perdiendo
la paciencia ante esta historia interminable, también por los gastos que le
suponía a todos. Llegó un momento en el que cambiaron de sitio a los cardenales,
los llevaron a un edificio papal y los encerraron allí con llave (cum clave en
latín, y de aquí viene cónclave, como se le conoce ahora a la elección de un
nuevo papa), hasta que no eligieran un nuevo sumo pontífice.
A pesar de ello, no hubo avance alguno. No
obstante, tuvieron una idea: reducir la cantidad de pan, alimentos y agua que
recibían los enclaustrados. Ni aun así alcanzaban un acuerdo, y las autoridades
ordenaron despojar gran parte del techo donde se reunían, comían poco y
dormían. Así, que sin techo interpuesto entre los cardenales y el Espíritu
Santo, Dios los iluminaría mejor a la hora de la elección. Algunos cayeron
enfermos ante su nueva situación de estar las 24 horas bajo el sol y las
estrellas, soportando el frío, el calor o la lluvia. Tres de ellos murieron. El
problema continuaba irresoluble.
Al final, llegaron al acuerdo de que solo
6 miembros seleccionados de una manera equilibrada conseguirían el “milagro” de
elegir un nuevo papa, como así fue. Recayó sobre un diácono que se encontraba
luchando en una cruzada en Tierra Santa, que ni si quiera era sacerdote. Bueno,
al menos, era un diácono: T. Visconti, y puso punto final a la crisis, ya que
cuando fueron a comunicarle la decisión, aun con titubeos, aceptó el
nombramiento, para ser coronado el 27 de marzo de 1271 en Roma, donde trasladó
la sede papal, con el nombre de Gregorio X. Por último, el cónclave más breve
de la historia duró unas pocas horas, cuando fue elegido Julio II en pleno
Renacimiento, en octubre de 1503.
NOTA: Hoy día para ser papa tan solo
basta que seas hombre menor de 80 años y estar bautizado. Aunque eso nunca ha
ocurrido.
R.R.C.