domingo, 22 de julio de 2018

Pectoral del “Elegido de Ra” TUTANKAMÓN


     A pesar de que la tumba del faraón Tutankamón fue, contrariamente a lo que se cree, saqueada al menos en un par de ocasiones poco después de su muerte, y vuelta a sellar de nuevo, como ya advirtió el propio H. Carter cuando la descubrió, todavía nos deparó piezas de gran calidad artística como la presente, del siglo XIV a. de C. y conservada en el Museo de El Cairo. Precisamente, los ladrones buscaban objetos pequeños y de gran valor que fuesen fáciles de transportar y vender, y según estimaciones realizadas por Carter se pudieron llevar hasta un 60% de las joyas depositadas originalmente.
     Un sensacional escarabajo de lapislázuli representante del Sol naciente y símbolo de la resurrección, ocupa la parte central del pectoral. Situado sobre un cartucho circular (Shen, en jeroglífico), que a su vez se apoya sobre una base en forma de barra horizontal, con una decoración geométrica de rectángulos y trazos verticales, con incrustaciones de piedras y vidrios coloreados. Con sus patas delanteras sujeta el cartucho de este faraón con su Nombre de Trono: “Heperu-neb-Ra” (El Señor de las manifestaciones es Ra); además, la parte izquierda del cartucho nos informa de que es el “Elegido del mencionado dios”.
     Dos magníficas e impresionantes cobras o uraeus protectoras del faraón, elaboradas con oro, piedras y vidrios de colores, lucen dos grandes discos solares de cornalina sobre sus cabezas, y cierran esta magnífica obra de la orfebrería del antiguo Egipto.
        R.R.C.

NOTA: IMAGEN BAJADA DE INTERNET

miércoles, 18 de julio de 2018

El David de Miguel Ángel


     El segundo rey de Israel, un humilde pastor antes de alcanzar trono, todavía adolescente, se enfrentó al más temible enemigo de su pueblo, el gigante Goliat, el mejor militar que tenía el ejército filisteo. Para ello sólo contaba con su honda de pastor, mientras el segundo estaba perfectamente equipado para el combate, en fin, un duelo desigual. Para sorpresa de todos los presentes, el muchacho le lanzó una piedra a su enemigo que golpeó su frente y cae desmayado al suelo, lo que aprovechó el joven pastor para cortarle la cabeza con la propia espada que portaba el vencido. Esta inesperada victoria ante un enfrentamiento tan desigual, fue interpretado por el pueblo como una señal de Dios, David era su elegido para guiar y gobernar este pequeño reino hacia el año 1000 a. de J.C.
     Este episodio ha sido narrado con cierta frecuencia en pinturas y esculturas a lo largo de toda la Historia del Arte. De todas esas obras podríamos destacar la de esta imagen de mármol de carrara, cuyo autor es el florentino Miguel Ángel. Solo tenía 26 años cuando realizó esta figura entre 1501 y 1504, de un joven lleno de vida con un cuerpo fuerte y hermoso, un elogio a la belleza masculina. El estudio anatómico en el que destacan músculos, tendones y venas, siempre ha despertado la admiración de sus afortunados espectadores. “El gigante de Florencia” como se le conoce cariñosamente por sus más de cinco metros de altura, está observando al corpulento Goliat que tenía delante, soldado experimentado que no le iba a dar una segunda oportunidad, si no realizaba la acción adecuada. Como así fue.   
       Manuales de Arte. Adaptado por R.R.C.