sábado, 28 de marzo de 2020

EL DECADRACMA SIRACUSANO


     Posiblemente la moneda más bella de la historia; una obra de arte en sí misma, aparte de su valor económico, comercial… Me estoy refiriendo a las monedas  acuñadas a finales del siglo V hasta principios del IV a. de C. en la ciudad siciliana de Siracusa, y más concretamente por dos auténticos artistas de la época: Euainetos (Ευαινετος) y Kimon (Κίμων), que conscientes del valor de su trabajo no dudaron en estampar su firma en las propias monedas. Así que, ya en la misma antigüedad debieron de tener un valor muy superior a lo que indicaban, es decir, 10 dracmas.
REPRESENTACIÓN CECA (EDAD ANTIGUA)
     
     De unos 3.5 cm de diámetro, el material utilizado fue la plata de máxima pureza. Su peso rondaba los 42 gramos. Aunque son observables las diferencias entre ambos acuñadores, los componentes fundamentales coinciden, pues muestran el rostro de la ninfa Aretusa (Ἀρέθουσα) en el reverso y una cuadriga en el anverso. Respecto a la cuadriga, en una escena con gran dinamismo, un auriga lleva las riendas de los cuatro caballos al galope, a la vez que la diosa alada Niké (Νίκη) se dirige a colocar la corona de la victoria sobre su cabeza. Bajo una gruesa línea horizontal* aparecen los utensilios habituales de un soldado: una coraza en el centro, un casco a la derecha, una lanza de lado a lado y un par de grebas. En el reverso, Aretusa aparece rodeada por cuatro delfines que se curvan con sus movimientos, dando la sensación de que van a abandonar la moneda. Además, vemos escrita la palabra siracusanos (ΣΥΡΑΚΟΣΙΩΝ). Las mayores diferencias entre los dos acuñadores las observamos en los rizos del cabello de la ninfa.
*Línea de exergo.
NOTA: La moneda que vemos en la imagen corresponde a Kimon. Podemos ver su nombre sobre el delfín inferior y una K en el turbante encima de su frente.
NOTA II: Imágenes descargadas de Internet.
       R.R.C.

sábado, 21 de marzo de 2020

JARRÓN DE AQUILES Y PENTESILEA Y OTRAS PINTURAS SOBRE CERÁMICA

     Esta preciosa ánfora de cerámica ática elaborada hacia el 530 a. C. por el alfarero y pintor Exequias (Εξηκίας), tal y como consta escrito en el lado izquierdo de la escena principal; que aparece en la parte más curva de esta fantástica obra que nos brinda la artesanía griega. Una pieza de figuras negras sobre fondo rojo habituales en esta etapa, se encuentra exhibida en una vitrina del Museo Británico, y ha sido una de las piezas seleccionadas para una exposición sobre Troya, que ha hecho recientemente este museo.
     Vemos la lucha a muerte que llevaron a cabo en la guerra de Troya el héroe aqueo Aquiles (Ἀχιλλεύς), y la bella y valiente reina amazona Pentesilea (Πενθεσιλεια), que acudió en ayuda de los troyanos, más por su amor al combate que por la causa que estos defendían. Ambos nombres también aparecen escritos en el jarrón.
     La escena recoge el momento final del enfrentamiento, en el que Aquiles atraviesa con su lanza el cuerpo de su rival, que se desploma muerta al suelo. Momento en el que el héroe aqueo se hace consciente de su belleza y valentía, y queda profundamente enamorado de Pentesilea, cuando ya era demasiado tarde. Tan solo pudo llorarla. En fin, el amor (la vida) y la muerte se juntan de nuevo: el Eros y el Thanatos, los dos instintos básicos del hombre según Freud, resurgen en esta leyenda. Pero si sirve de consuelo, teniendo en cuenta la personalidad de ambas figuras, no hubiesen tenido ningún futuro como pareja.
      R.R.C.
APÉNDICE IAñadido el 14-10-2021
                                                         APOLO Y EL CUERVO

     Un kylix (κύλιξ) es un tipo de cerámica con forma de copa que en la antigua Grecia se usaba para beber vino. El que podemos ver en la imagen de color blanquecino procede de la región del Ática y fue elaborado hacia el 480 a. C. por un artista sobre el que existen dudas acerca de su nombre. Aprovechando que los fondos de estas copas eran casi planos se usaban para decorarlos con alguna representación, que se iba descubriendo conforme se degustaba el preciado líquido de Dioniso.

     En la escena que contemplamos aparece Apolo sentado sobre una silla de tijera con patas de león haciendo una libación. Con su mano derecha derrama el vino de un cuenco, mientras que con la izquierda porta un arpa con un caparazón de tortuga. Sobre su cabeza lleva una corona de laurel o mirto y recoge su cabello con un moño un tanto descuidado. Con un chitón sujeto con hebillas sobre los hombros y cubierto con un espeso mantón rojo cubre su cuerpo. Dos simples sandalias protegen sus pies.

     El cuervo que se sitúa frente a él es un portador de malas noticias y será castigado por ello (en un claro ejemplo de culpar al mensajero por tu propia desgracia), ya que le transmitió la información de que su querida amante Coronis le había sido infiel con un joven, mientras el dios se encontraba en el santuario de Delfos. El castigo debió producirse por haber actuado como un simple observador y no intervenir atacando a la pareja para que no se consumase la traición. Así que, a partir de ahora los cuervos dejarán de tener su plumaje blanco y lo cambiarán por un plumaje negro y serán considerados pájaros de mal agüero, o sea, portadores de malas noticias. Este es el precio que tuvieron que pagar por no satisfacer al dios Apolo con su servicio. En fin…

       R.R.C.

APÉNDICE I IAñadido el 14-10-2021

                                               CERÁMICA DE AQUILES Y PATROCLO

     En el Altes Museum de Berlín descubrimos esta hermosa copa (es una imagen cenital) para beber vino. Fue elaborada hacia el 500 a. C. y presenta figuras rojas sobre fondo negro. Hallada en Italia, es un Kylix ático (región griega que incluye Atenas) muy bien conservado y con un gran valor artístico. La maestría y elegancia que demuestra el pintor es evidente, ya que nos transmite con gran realismo una escena de la guerra de Troya*, con Aquiles y Patroclo como únicos protagonistas. En ella podemos advertir como Aquiles venda el brazo de su querido amigo Patroclo en el mismo campo de batalla, después de ser alcanzado por una flecha que divisamos paralela a la pierna derecha del herido. Por la vestimenta militar que llevan y el hecho de que Aquiles aún conserva el casco de guerra, sospechamos que se trata de una cura de urgencia en el mismo campo de batalla. Mientras el héroe troyano se concentra en la acción que está realizando, Patroclo vuelve la cabeza hacia atrás para que Aquiles no perciba su gesto de dolor, y no tener que ver la herida y la sangre que le ha causado la flecha, aunque ello no le impide colaborar sujetando la venda con su mano. Me recuerda cuando a nosotros nos ponen una inyección en un hombro, por ejemplo, y miramos para el otro lado. Llama la atención la exposición tan explícita del sexo de Patroclo, lo cual sería un  indicio de la premura que requería el vendaje sin interesar ninguna otra cosa.

     Respecto a la relación que mantenían ambos personajes ha sido un tema de debate a lo largo de la historia, e incluso en la Grecia arcaica ya se planteaba la duda. ¿Eran simplemente amigos o algo más? Casi todo lo que sabemos de ellos es a través de la Iliada  de Homero, y el poeta es lo suficientemente ambiguo para que todas las opciones se mantengan abiertas, como así ha ocurrido desde el principio hasta hoy. Nos encontramos opiniones para todos los gustos: desde que eran amantes hasta que solo fueron buenos amigos. En el supuesto de que hubieran sido amantes ¿quién sería el erastés (ἐραστής)?, es decir, el hombre adulto comprometido con un adolescente que los antiguos griegos llamaban erómenos (ἐρώμενος). Al primero se le solía representar barbado y maduro, mientras que al segundo imberbe y sin bello corporal. En el caso de la escena de esta copa el erómenos es Aquiles y el erastés Patroclo. Tampoco este último punto está claro, a pesar de la información que nos transmite esta pieza de cerámica, ya que, teniendo en cuenta otras cuestiones, Aquiles acabará imponiéndose mayoritariamente como el personaje de mayor edad, pues su papel en la “historia” homérica es más trascendental.

     Por último, no debemos olvidar que, en principio, estamos tratando con personajes literarios, cuya historicidad no se ha podido probar. Concluyo, si eran amantes o solo buenos amigos depende más de nuestras propias mentes y fantasías que de hechos históricos que ocurrieron de verdad. Así que…

*Aunque no podemos descartar que la escena se refiera a un episodio anterior a la guerra de Troya y haga alusión al ataque a la ciudad de Misia en Asia Menor, cuando Aquiles atiende a Patroclo de un flechazo en el brazo.

     R.R.C.

viernes, 20 de marzo de 2020

La Virgen de las Rocas de la National Gallery de Londres

     Esta pintura al óleo sobre tabla de 190X120 cm. expuesta en la Galería Nacional de Londres. Realizada a principios del siglo XVI es una segunda versión, con algunas variantes, de la elaborada a finales de la centuria anterior por el gran maestro renacentista Leonardo da Vinci, exhibida en el Museo del Louvre de París. Sorprende el tema expuesto, ya que no aparece recogido en ningún texto canónico, sino apócrifo, pues se trata de un evento que tuvo lugar en una cueva, en la que el Niño Jesús junto con su madre la Virgen María, se encuentran con San Juan Bautista y su protector el arcángel Uriel, cuando este todavía era un niño. Tal circunstancia ocurrió durante el viaje de la Sagrada Familia a Egipto, huyendo de la persecución del rey Herodes.

      
En una sencilla composición piramidal típica del Renacimiento se agrupan los cuatro personajes, ocupando la Virgen el espacio central y sentada directamente en un suelo rocoso. A nuestra derecha vemos al arcángel acompañando a Jesús, mientras bendice a San Juan niño en aptitud de adoración al Salvador, a la vez que sostiene una rama cruciforme. Entretanto, María acoge al Bautista con su mano derecha y protege a su hijo con la izquierda a modo de dosel. 
     Un irreal paisaje de fondo acuoso y con grandes rocas, que cuelgan como estalactitas, dejan pasar la luz por las discontinuidades que se producen entre ellas. La vegetación también está presente a pesar del suelo pedregoso. Todo el espacio y contexto en general que envuelve a los protagonistas contribuyen a esa atmósfera de misterio que desprende la obra. Por otra parte, la técnica del sfumato leonardesca se hace menos evidente en esta versión londinense de la Virgen de las Rocas que en la parisina. Esos suaves cambios de contornos que se difuminan con delicadeza, aquí se hacen más contrastados y firmes.
      Por último, al contrario de lo que pasa con la expuesta en el Louvre, este cuadro presenta serias dudas sobre su autoría. ¿Lo pintó Ambrogio de Predis?; ¿colaboró su hermano Evangelista?; ¿fueron varios autores?; ¿fue el propio Leonardo da Vinci, o solo dirigió la obra y se limitó a dar alguna pincelada?... En fin, las hipótesis son varias y complejas.
       R.R.C.

lunes, 2 de marzo de 2020

UN MOAI EN EL MUSEO BRITÁNICO


     Y más concretamente en la sala 24 del Museo Británico. Su nombre: Hoa Hakananai'a, pesa 4200 kg y mide poco más de 2,40 m de altura. No es muy grande si lo comparamos con otros moais de la isla de Pascua, de la que fue extraído en 1868 por una expedición británica; regalado a la reina Victoria, que a su vez cedió al museo londinense para su custodia y exposición. La estatua se encontraba en una vivienda ceremonial del poblado de Orongo. Una de las pocas imágenes talladas en basalto y con relieves en su parte posterior. Su valor artístico es indudable. Probablemente, es el primer moai sacado de la isla, y el primero que se fotografió cuando la nave que lo transportaba arribó en el puerto de Valparaíso. Por último, podría tener una antigüedad de 1000 años.
NOTA: Un moai muy reclamado por los actuales rapanui ¿lo devolverá el Museo Británico?

NOTA II: Según las normas ortográficas recogidas por la RAE, moai debe de llevar tilde en la “a”. Yo he optado por escribirlo sin ella porque en la isla de Pascua de donde son originarios se escribe así.

       R.R.C.