Del
magnífico tesoro persa del Oxus de época
aqueménida, la dinastía fundada por Ciro II allá por el 550 antes de nuestra
era, y que gobernó este Imperio hasta que Alejandro Magno puso fin con su
conquista 220 años después, yo destacaría un pequeño carrito de oro que no
alcanza los 20 cm. tirado por cuatro caballos o ponis a los que le faltan
algunas patas. Sus dos esbeltos ocupantes con narices prominentes, barba y
semblante severo; vestidos con túnica y capucha son: el conductor que sostiene
las riendas de la cuadriga que se encuentra de pie, mientras el personaje más importante cuyo rango no está
nada claro aparece sentado y elegantemente ataviado. Sus desproporcionadas
ruedas con 8 radios resultan chocantes por las bolitas que presentan en la
parte de la rodadura. La carrocería propiamente dicha es bastante simple, pero
llama mi atención, una representación en
relieve del dios egipcio Bes, protector de la infancia, y la única divinidad
que se le representa de frente con un aspecto burlesco, cuya figura también ha
sido hallada en sellos persas. Este relieve nos podría ofrecer una pista sobre
la función de este carrito, que pudo haber sido el valioso juguete de un niño,
evidentemente, hijo de un personaje poderoso de aquella época.
Por último, el tesoro del que forma parte
este carrito fue hallado en el siglo XIX en la ribera del río Amu Daria,
antiguamente conocido como Oxus en Tayikistán, y fue dando tumbos hasta acabar
en las vitrinas del Museo Británico en Londres. El problema es
que no fue recuperado en una excavación arqueológica reglamentada, lo cual nos
podía haber ofrecido más datos sobre estas joyas del arte persa.
R.R.C.
Nota: Foto del autor.