Según recoge el historiador y latinista
francés Pierre Grimal en su Diccionario de mitología griega y romana, en el
curso del viaje de regreso de Hércules a Grecia con su rebaño, tuvieron lugar
la mayoría de las aventuras que se le atribuyen en el Mediterráneo Occidental. Entre ellas, el hecho de erigir dos columnas a ambos lados del estrecho de
Gibraltar que separa África de Europa, en recuerdo de su paso por el reino de
Tartesos al sur de la Península Ibérica.
El lugar elegido fue el Peñon de Gibraltar (Kalpe) para situar la columna norte, y en un montículo en la actual ciudad de Ceuta (Abila), justo al otro lado del
estrecho, para la columna sur. Hay que
aclarar que fueron los romanos los que idearon la denominación de columnas de
Hércules, pues los griegos previamente se referían al mismo hecho como estela
de Heracles, tal como denominaban ellos al personaje. Y los fenicios, antes que los
griegos, se refirieron a ellas como Columnas de Melkart, divinidad de su ciudad
de Tiro en el actual Líbano. Además, el templo que levantaron en Gadir (la moderna
Cádiz) la ciudad fundada por ellos en el 1104 a. C. levantaron un
templo dedicado a su dios, con dos enormes columnas que flanqueaban su entrada.
Las dos columnas indicarían el límite del mundo conocido por
los griegos, donde no se podría ir más allá, non plus ultra, pues empezaba lo desconocido y toda una serie de
peligros esperaban a todo aquel que se atreviese a penetrar con sus naves en el
inmenso e inquietante océano Atlántico. En el que ya no se podía navegar con la
tranquilidad de no perder la costa de vista, como hacían los antiguos
marineros. Así pues, el estrecho ponía límite al mundo seguro y conocido: el
Mediterráneo, que los griegos y fenicios habían conseguido circunnavegar. En el
otro extremo de la Península Ibérica, nos encontramos con el cabo de
Finisterre, que como su nombre indica era el final de la tierra conocida y, a
partir de él, se abría el mismo océano al que daba paso el estrecho de
Gibraltar.
Sobre estas conocidas columnas han escrito
autores de la antigüedad como el geógrafo griego Estrabón, el cual decía de
ellas que se trataba de unos pilares de bronce que formaron parte de un templo
gaditano dedicado a Hércules. Otro geógrafo, pero en este caso nacido
precisamente en Algeciras en el siglo I, desde donde se pueden observar
directamente las famosas columnas, quiero decir peñascos; Pomponio Mela nos
dice: que fue el mismo Hércules el que separó los dos montes Kalpe y Abila, que
se encontraban como una cordillera continua, y así surgió el estrecho de
Gibraltar que comunicó el Mediterráneo con el Atlántico. El filósofo
Aristóteles nos recuerda que anteriormente se llamaban de otra manera:
Briareo (mítico gigante), pero que al ser considerado Herácles un benefactor del
género humano se les puso su nombre. Platón, también las cita en los diálogos
de Critias y de Timeo. En fin, el gran historiador griego del siglo V antes de
J.C. Heródoto, ya empleado por mí en otras entradas de este blog, también se
refiere a ellas como lugar en donde los cartagineses tenían relaciones
comerciales con pobladores de la zona.
A pesar de lo escrito hasta aquí, también
se han propuesto otros lugares para ubicar las conocidas columnas. El ya
mencionado Estrabón hacía referencia a otras columnas de Hércules
situadas en el estrecho de Mesina, que separa la península itálica de la isla
de Sicilia. Pero el emplazamiento que cuenta con más partidarios se encuentra entre los mares
Egeo y Jónico en el Mediterráneo Oriental, entre los islotes de
Pori y Poreti.
Una vez aclaradas las cuestiones más
confusas, o al menos eso he intentado, y retomando el tema por el principio,
las localidades de Gibraltar por un lado y Ceuta por otro, no tienen ninguna
duda de que son ellas, y solo ellas, los míticos lugares en donde Hércules situó
sus columnas. Así, lo expresan en sendos monumentos como los que recogen las
fotografías que tuve oportunidad de realizar recientemente: en mi primera
visita a Gibraltar; y en mi tercera visita a la ciudad de Ceuta. Ambos aparecen situados
a la entrada de dichas localidades.
Tan solo añadir, que la escultura en bronce de Ceuta, me pareció mucho más
interesante y admirada por los visitantes.
Otro tema que guarda estrecha relación con
el que estamos tratando es como aparecen las famosas columnas en Heráldica y, más concretamente, en el escudo español actual. Como podemos observar en la
imagen que aporto al dorso de esta entrada. Ambas aparecen a los lados del
mismo, sobre unas onduladas líneas blancas y azules que simbolizan las aguas
del estrecho de Gibraltar, y con las palabras plus ultra, una sobre cada
columna, que significan: más allá, es decir, hacia el Nuevo Mundo, hacia
América, descubierta por los españoles en 1492. Con lo que las palabras
expresadas en el mundo greco-romano: Non
Terrae Plus Ultra (no había tierra más allá) dejaron de tener sentido. Lo
que al principio fue una negación: non plus ultra, se cambió más tarde por una
afirmación: plus ultra, convertida en el lema de España, que dio lugar al
pasado más glorioso de su historia durante el siglo XVI. Fue precisamente el
Rey Carlos I de España, más conocido por Carlos V el que lo utilizó como su
lema personal, como la idea que mejor representaba el dinamismo del nuevo
Imperio español.
R.R.C.