Óleo sobre lienzo
de 65X54 cm realizado en 1.889, sin firmar. En la actualidad se expone en el
Museo de Orsay de París. Pintó más de 30 autorretratos de los 900 cuadros y
1.600 dibujos que realizó, como si buscara desesperadamente descubrir su propia
identidad. La tonalidad del rostro le otorga un aire enfermizo, aunque menos
que en otros autorretratos anteriores, ya que él mismo escribió a su hermano
Theo: “mi fisonomía está en calma, aunque la mirada guarda la imprecisión
durante más tiempo que antes”. Pese a su alterado estado psicológico, su trazo
es firme y su arte consumado.
El autorretrato
se revela como un excelente campo de experimentación pictórica. De factura
clásica en su origen, Van Gogh asimiló las lecciones del impresionismo para superarlas
y alcanzar su inimitable estilo, conseguido a base de pinceladas amplias,
gruesas, espasmódicas y ondulantes. Se suicidó 10 meses después de este
autorretrato; de esta lúcida y atormentada visión de sí mismo.
R.R.C.