lunes, 4 de mayo de 2015

El viaje de la primera vacuna de la historia: Francisco Javier Balmis.

      

     “Este viaje permanecerá como el más memorable en los anales de la historia”. No lo digo yo, el entrecomillado es del alemán Humboldt, de una sabiduría inmensa y padre de la Geografía moderna. El 30 de noviembre de 1803 zarpa del puerto de La Coruña un barco que dio la vuelta al mundo, por decisión del rey de España Carlos IV, para que llevase a todas las tierras bajo su dominio la recientemente descubierta vacuna de la viruela por el médico británico Edward Jenner. Una de sus propias hijas ya había padecido esta enfermedad. El rey, aconsejado por su médico Francisco Javier Balmis ordenó y corrió con los gastos de la expedición. El problema era cómo conseguir que llegase en buen estado a América la vacuna, después de una travesía de dos meses sin recursos de refrigeración. Pues bien, Balmis tuvo la feliz idea de trasladar a unos 20 niños huérfanos de entre 3 y 9 años para que transportasen el virus (la vacuna contra la enfermedad) en sus propios cuerpos, es decir, que hiciesen de recipientes adecuados a falta de otros medios. Al cuidado de los niños se encontraba la enfermera coruñesa Isabel Zendal. El proceso que puso en marcha fue el siguiente: se le infecta al primer niño el virus activo de la viruela vacuna* para que desarrolle la dolencia; ésta le generará lesiones en la piel llenas de pus, y antes de que se cure, se le extrae la pus para contagiar al siguiente niño; y así sucesivamente de chiquillo en chiquillo cruzará el Atlántico (tras una parada en Canarias), para arribar en el continente americano: Venezuela, Colombia, Ecuador…; hasta llegar a Filipinas. Estamos ante la primera vacuna que se descubrió y, posiblemente, el primer viaje más altruista, o si se prefiere, le primera expedición sanitaria de la historia. Una de las mayores hazañas llevadas a cabo por iniciativa española, y que no merece una sola mención en las clases de Historia que reciben nuestros jóvenes.

     Es cierto que fueron los españoles los que inconscientemente llevaron el virus de la viruela al Nuevo Mundo. Y también su remedio pocos siglos después. Por último, el navío transportaba todo el material médico necesario para el éxito de la operación. Se llamaba María Pita, en honor de una heroína que defendió La Coruña de los ataques ingleses en el siglo XVI.
    
 *El virus de la viruela que transmitían las vacas a los humanos hacía que desarrollasen la enfermedad, pero no era mortal para nosotros y tenía consecuencias mucho más leves y llevaderas. Como consecuencia, los que se infectaban con este virus animal se quedaban inmunizados del virus de la viruela que contagiaban las personas, que sí podía ser mortal en un 60 % de los casos o más.

Nota: La foto que inicia el post es Francisco Javier Balmis; le sigue un monumento a Isabel Zendal; y la tercera imagen es una escultura levantada en el puerto de La Coruña a estos "pequeños" héroes huérfanos.

      R.R.C.