Especialmente expresivos son los rostros
de los principales personajes que componen las piezas de este enigmático y, yo
diría, mágico ajedrez, no por casualidad es el que se utiliza en una partida en
la que participa el protagonista de la famosa película Harry Potter y la piedra
filosofal. Empezando por la figura del rey, pone cara de ir perdiendo la
partida, como si tal cosa no le pudiera ocurrir a él; su espada enfundada sobre
sus rodillas la sujeta con ambas manos, un gesto poco habitual, no parece presto
a ganar la batalla, o la partida; como se quiera. Se muestra abatido y
sorprendido a la vez. El rostro de aburrimiento de la reina es perfectamente
descriptible, acentuado por el hecho de sujetar con su brazo izquierdo el codo
de su brazo derecho, para poder mantener la palma de la mano pegada a su
rostro. Está claro que los creadores de estas figuras deberían de pensar que el
ajedrez no era cosa de mujeres, un juego demasiado intelectual para ellas, la
reina estaba porque era una pieza necesaria en este juego. Cómo no, el clero no
podía faltar en esta sociedad medieval, se elige a un rollizo religioso con
mitra y báculo episcopal para la figura del alfil, y, ya que está, aprovecha la ocasión para bendecir a sus
compañeros de tablero. Un fornido caballero monta un diminuto caballo,
protegido con casco y escudo, y dejando ver su puntiaguda espada, qué duda cabe
de que es un buen servidor de su rey. Por último, y haciendo la función de
torre, nos encontramos con el escudero que muestra sus dientes al enemigo, como
una señal inequívoca de su fiereza, toda una declaración de intenciones,
dispuesto a enfrentarse a todo el que se le ponga por delante.
Respecto a los peones no se molestaron
mucho, ni si quiera se les dota de forma humana, simplemente tienen una base
octogonal con forma de dedal y, alguno de ellos, muestra grabaciones
esquemáticas. ¡Qué le vamos a hacer!, la tropa no tenía más consideración, solo
luchar e intentar sobrevivir a la batalla.
NOTA: No
todas las figuras de la colección presentan los mismos gestos. Las piezas que
aparecen en la 2ª imagen son réplicas muy exactas de las originales, que se pueden adquirir en la tienda del Museo Británico (fotos del autor).
R.R.C.