Es una extraordinaria pieza de madera
forrada con una lámina de oro, que formaba parte del rico tesoro que Howard
Carter descubrió en la tumba de Tutankamón. Por lo tanto, tiene una antigüedad
superior a los 3300 años.
Nos encontramos con una tierna escena
entre el joven rey y su bella esposa, elegantemente vestidos y engalanados como
ya nos tiene acostumbrados por otras delicadas representaciones, como la que
muestra el respaldo de su trono, probablemente, la mayor exhibición de amor vista
en todo el antiguo Egipto. La compenetración y felicidad de la pareja es plena.
En el presente relieve, Tutankamón se expone sentado en una silla de tijera con
patas de animal, derramando un oloroso aceite en la mano de Anjesenamón, que
aparece sentada a su lado sobre un cojín, dejando al descubierto uno de sus
pechos, mientras apoya su brazo izquierdo en las rodillas de su esposo. Entre
ambos, observamos el cartucho con el nombre de la reina, y que podríamos
traducir por “Su vida es de Amón”. A continuación, leemos de arriba abajo: “La
gran esposa real del Señor de las Dos Tierras” y el cartucho con el Nombre de
Trono de Tutankamón “El Señor de las manifestaciones de Ra”. También vemos los
cartuchos de su Nombre de Nacimiento “La imagen viva de Amón, gobernador de
Heliópolis de sur”, o sea, Tebas (la actual Luxor). Mientras otros jeroglíficos
presentes en el relieve expresan deseos de vida eterna y para siempre a la
pareja.
En fin, una vida larga que al final no
pudo ser, pues se truncó por la temprana muerte del Faraón, con tan solo 19
años, y según parece, una desgraciada vida posterior esperaba a la joven y
hermosa reina.
NOTA: Aunque
vida eterna y para siempre nos puede sugerir una redundancia, con frecuencia,
los jeroglíficos que hacen referencia a dichos términos se muestran juntos.
Según el egiptólogo Christian Jacq, “la eternidad” es cíclica, con la presencia
de la tierra; y “siempre” es una eternidad luminosa con la presencia del Sol.
R.R.C.
IMAGEN OBTENIDA EN INTERNET DE NATIONAL GEOGRAPHIC