viernes, 28 de marzo de 2014

Los aseos públicos en la Antigua Roma

    
    Personalmente he tenido la ocasión de visitar numerosas ciudades de época romana, tanto en España como fuera de ella, y respecto al tema del que voy a tratar en esta entrada; de cómo eran sus aseos públicos, los mejores que he visto son los de la ciudad de Éfeso, situada en Asia Menor, ya que presentan un estado de conservación excelente, e incluso, se podrían volver a utilizar de nuevo con una reparación razonable. En este caso, la palabra público alcanza su máxima expresión, pues estos edificios eran auténticos puntos de encuentro de la sociedad romana y lugares de reunión y conversación, donde se hacían las necesidades más íntimas, sin ningún pudor y a la vista de todos, mientras se conversaba con el vecino de letrina de política, asuntos cotidianos, o de cualquier otro tema que se considerase oportuno. Ahora hablaríamos del próximo Madrid-Barça, del último caso de corrupción, de la siguiente subida de impuestos que Montoro (ministro de Hacienda) nos tiene reservada, o cual será el próximo recorte al que llamarán reforma. No había ningún tipo de separación, ni mampara, ni obstáculo alguno que impidiese la visión del que estaba realizando las necesidades que la naturaleza nos impone. Ni que decir tiene, que los había de hombres y mujeres.
     

Recreación de aseo público romano (bajada de Internet)
     Como ponían las posaderas directamente sobre la fría piedra de la que estaban hechos estos aseos, los más, digámoslo así, delicados calentaban el sitio con las posaderas del esclavo que tomaba asiento primero. Los excrementos caían a través de un agujero hecho al efecto, a una corriente de agua permanente que recorría por el interior todos los servicios situados en fila, como podemos ver en la fotografía que yo mismo tomé de los aseos públicos de Éfeso y que acompaña esta entrada. Un canal de agua en el suelo situado frente a las letrinas, servía para lavar las esponjas de mar sujetas en el extremo de un palo y que les valía para limpiarse (recuerdo al lector, que el papel higiénico es un invento muy posterior a esta época y, dicho sea de paso, un invento práctico donde los haya). De lo que ya no estoy seguro, es si las esponjas eran privadas de cada cliente, o pertenecían al aseo público, aunque imagino, que esta última opción era la más probable (no creo que la gente se pasease por la calle con semejante utensilio, como si de una pertenencia más se tratara). También ofrecían estos lugares una fuente para lavarse las manos. En la ciudad de Roma había decenas de estos aseos distribuidos por toda la urbe, se calcula que en el siglo IV se encontraban en servicio unos 150 con unas 4000 plazas.
     
     Por lo escrito hasta ahora, podemos deducir que los servicios públicos romanos, además de utilizarse para efectuar un acto fisiológico, servían para realizar una actividad social más, de las muchas y variadas que tenían los habitantes de aquella época. No sólo en las famosas termas a las que eran tan aficionados se hacía vida colectiva. Por otra parte, todo esto demuestra que esta civilización tenía una gran preocupación por la higiene, como prueba la existencia de otras construcciones que había en las ciudades y que se hacían con este objetivo. La capital del Imperio fue posiblemente la primera ciudad del mundo en tener agua corriente y un sistema de alcantarillado muy eficaz. Pronto se extendió a otras ciudades gobernadas por Roma. 
      R.R.C.
NOTA. Foto del autor