El Banco de España en Madrid no solo guarda
dinero y oro en su interior; también cuenta con una importante colección de
arte, como es el cuadro que nos ocupa del pintor catalán Pere Borrell, nacido
en el siglo XIX y fallecido a principios del XX. Se trata de una pintura
realista, diría más: hiperrealista en algunos aspectos, ejecutada al óleo sobre un lienzo de 76 x
63 cm. A esta técnica pictórica que consiste en “engañar al ojo”, es decir, que
en principio no sabemos bien lo que estamos viendo, ya que se nos mezcla la
realidad y la ficción empleando perspectivas y otros efectos se denomina: trampantojo,
y en esta obra tenemos un buen ejemplo de ello. En la que un niño asustadizo y
con los ojos desorbitados quiere escapar de su realidad ficticia a una real,
aunque no sepamos por qué. No obstante, el título de la obra nos da una pista:
no estaría haciendo otra cosa que huir de sus críticos presentes y futuros, no
desea estar a expensas de lo que puedan decir de él los espectadores del
cuadro, comentarios que quiere evitar a toda costa.
En esta pintura, una parte fundamental de
la misma es el propio marco dorado, lo más hiperrealista de todo, y sobre el
cual, el niño apoya su pie y sujeta con fuerza con ambas manos para abandonar
el mundo imaginario, que el pintor no nos ha querido mostrar con ese fondo
neutro. Este cuadro no necesita marco, ya va incluido en el lienzo. Por hacer una referencia histórica,
al gran pintor del barroco español Bartolomé Murillo del siglo XVII, le
encantaba la representación de niños en sus obras. La tela “Niño riendo asomado
a la ventana” de la Galería Nacional de Londres, también la podríamos
considerar un Trampantojo, aunque por los colores terrosos utilizados en “Niños
comiendo uvas y melón” de este mismo autor expuesto en la Pinacoteca de Munich,
recuerda mucho más al de Pere Borrel.
Por último, este cuadro pintado en 1874 ha
abandonado en varias de ocasiones las paredes del Banco de España, para estar
presente en diversas exposiciones.
R.R.C.