La obra cumbre del estilo de transición del románico
al gótico es esta portada de la catedral santiaguina, obra del maestro Mateo y
sus colaboradores, que según una inscripción coetánea concluye el dintel de la
portada en el año 1188. Del Maestro Mateo, como de la mayoría de los artistas
medievales, se sabe muy poco.
El
conjunto consta de una gran portada central y otras dos laterales más pequeñas.
El arco central, más grande, está dividido por un parteluz que soporta un gran
tímpano de excepcional riqueza escultórica. Los arcos laterales, sin tímpano,
tienen la decoración escultórica y vegetal extendida por las arquivoltas. El de
la izquierda representa la Iglesia de Israel, mientras que en el de la derecha
se representa la Iglesia de los Gentiles. Su iconografía se basa en el
Apocalipsis de San Juan.
El
arco central está dominado por la gran figura hierática del Pantocrátor sin la
mandorla; está sedente y mostrando las llagas; su rostro vago y con expresión
de cierta indiferencia, muestra menor
calidad que las figuras que lo rodean; su gran tamaño se debe al afán medieval
de destacar la principal. Lo rodean los cuatro evangelistas (tetramorfos)
perfectamente identificados por los símbolos sobre los que se apoyan para
escribir: águila, toro y león; San Mateo escribe sobre sus rodillas.
A
los lados de la cabeza del Señor, dos pequeños ángeles turiferarios (que portan
incensarios). Sobre la base del tímpano, están situados ocho ángeles de pie que
portan los instrumentos de la Pasión: la columna, la Cruz, la corona de
espinas, los cuatro clavos, la lanza de Longinos, el pergamino de la sentencia
con el aguamanil de Pilatos, los azotes y la caña con la esponja junto con el
INRI.
Llenando el fondo del tímpano, aparecen 38 pequeñas figuras, ordenadas
en dos filas y en diversas actitudes, que representan a los escogidos.
Distribuidos por la arquivolta, están las figuras sedentes de los 24 Ancianos
del Apocalipsis coronados y hablando entre sí (dos a dos). Están dispuestos en
sentido radial, cosa hasta entonces desusada. Portan instrumentos musicales de
cuerda, que unos afinan y otros tañen, formando el "Concierto Celestial".
Son éstas figuras de gran realismo y movilidad. El realismo de los instrumentos
ha permitido su reconstrucción actual para intentar reproducir lo más fielmente
los sonidos de la música de la época. La arquivolta está adornada con motivos
vegetales de bellísima factura. Dos ángeles, uno a cada lado del tímpano, alzan
una pequeña figura con un cartel, simbolizando las Iglesias judía y pagana.
El parteluz se apoya en una figura tendida sobre el pecho, que abarca
con sus brazos dos leones con las fauces abiertas; su rostro barbado se alza
mirando hacia las alturas; podría ser Adán o Noé. El capitel representa las
Tentaciones de Cristo. Inmediatamente debajo aparece la figura de Santiago
sentado en una silla de tijera y mostrando un pergamino con la inscripción
"Misit me Dóminus". Sus cabellos ondulados y sus barbas terminan en
formas acaracoladas. Desde su silla parece recibir a los fieles que penetran en
la Basílica.
El
soporte de la figura del Apóstol es una columna de ónice donde se desarrolla el
árbol de Jessé que nos muestra la Genealogía de Cristo según la profecía de
Isaías: en la parte inferior está Jessé recostado, del que brota una rama que
un ángel va entrelazando con los ascendientes de María (David, Salomón, etc.)
hasta llegar, en la parte superior a la Virgen, que aparece libre de las trabas
del ramaje, simbolizando su inmunidad al pecado original, su Inmaculada
Concepción. El capitel tiene la representación de la Santísima Trinidad.
Adosadas a las columnas de las jambas, aparecen cuatro figuras de tamaño
natural a cada lado: Moisés con las Tablas de la Ley; Isaías, Daniel, joven y
alegre, y Jeremías, a la izquierda. En la derecha, Pedro, con las llaves,
Pablo, con un libro, Santiago el Mayor y Juan, sobre un águila, con el libro
del Apocalipsis.
Este
conjunto monumental creado como entrada occidental y principal de la catedral
es uno de los más grandes monumentos medievales del mundo y paradigma de la
evolución que durante la segunda mitad del siglo XII sufre el románico hacia el
naturalismo gótico.
R.R.C.