Las excavaciones arqueológicas realizadas en la antigua ciudad sumeria de Lagash, proporcionaron un famoso relieve en piedra caliza que no conservamos al completo y roto en pedazos (siete en total) expuesto, lo que queda de él, en el Museo del Louvre en París. Suficiente para que podamos admirar su belleza (pese a su antigüedad), ya que data del año 2450 antes de J.C. Se trata de una narración histórica de las victorias del rey Eannatum I. En las inscripciones en escritura cuneiforme, nos informan que al propio rey se le apareció un dios en sueños y le prometió la victoria que más adelante alcanzaría. La escena mejor conservada de la estela es, precisamente, la que representa a este rey revestido de una espesa túnica conduciendo a sus soldados al campo de batalla. Éstos, a su vez, se muestran como una potente masa de combatientes con casco militar, grandes escudos de cuero que prácticamente cubren todo su cuerpo y lanzas en ristre en posición de ataque. Aparecen desfilando sin ninguna muestra de piedad sobre los cadáveres desnudos de sus enemigos ya vencidos, soldados de la vecina ciudad de Umma. En otros fragmentos de la estela figuran diferentes escenas de la batalla. Por otra parte, en esta imagen se pone de manifiesto un tipo de formación militar que se impondrá en los ejércitos posteriores, me refiero a la formación de falange, que tan buenos resultados le dio al ejército de alguna polis griega: Esparta, por ejemplo. Si observamos bien esta escena, vemos que no coinciden el número de cabezas con el de lanzas y manos, ya que hace alusión a todo el ejército, para el que no había espacio en una estela tan reducida de 180 X 130 cm
Desde el punto de vista artístico presenta las características propias de la escultura sumeria: canon
reducido de unas cinco cabezas, cara de pájaro, nariz prominente, ojo grande y
cuerpo de frente; y rostro, brazos y pies de perfil. Carece totalmente de
perspectiva ya que ésta fue un logro posterior, luego es un bajo relieve
plano. El principio de jerarquía es evidente, el rey aparece representado a
mayor tamaño que la tropa, y estos que los enemigos. Entre las figuras de la
falange no hay individualidades, las
diferencias entre ellos no son significativas, todas están labradas sumariamente.
Toda la escena produce un efecto de horizontalidad afianzado por los escudos y, sobre todo, por las lanzas situadas en esa posición. El conjunto ofrece una
imagen de máquina de guerra poderosa e invencible a las órdenes absolutas de
su general, el Rey en este caso, que pone el contrapunto vertical a la vez que
se le representa absolutamente individualizado, haciendo que destaque del
resto y recibiendo la atención del espectador.
Hay que recordar que en esta época las
luchas entre las distintas ciudades de la zona por ver cuál de ellas se alzaba
con la hegemonía eran bastante frecuentes. En este momento la alcanzó Eannatum
I de Lagash, como nos pone de manifiesto la estela. No había contemplación para
los vencidos que eran ejecutados, o en el mejor de los casos esclavizados. Las
virtudes de la piedad y la misericordia se encontraban ausentes en estos
momentos. La exaltación de la fuerza se halla en las entrañas de estas gentes y
aquí vemos, precisamente, a un pueblo concreto haciendo una exhibición de
militarismo. Otro de los fragmentos, justo el que da nombre a la obra,
muestra una bandada de buitres que caen sobre los enemigos muertos y los
devoran. No obstante, la finalidad con la que se ejecutó este relieve es conmemorar
la victoria militar del rey de la ciudad de Lagash sobre la enemiga ciudad de
Umma.
R.R.C.
R.R.C.