Nos encontramos ante una pintura de polímero sintético sobre lienzo, de cincuenta centímetros de alto por cuarenta de ancho cada una, realizadas por el artista norteamericano Andy Warhol en 1962. Forman un conjunto de treinta y dos obras que representan latas de sopa Campbell (cada una de las variedades de sopa enlatada que la compañía ofrecía en aquella época), y se encuentran en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Todas ellas fueron realizadas con una técnica de impresión denominada serigrafía, que consiste en reproducir imágenes sobre cualquier material transfiriendo tinta a través de una maya, dando lugar a un sistema repetitivo, es decir, una vez que se ha logrado lo que queramos representar, se pueden obtener miles de copias sin pérdida de calidad. Esta serie es una de las manifestaciones más conocidas del Pop- Art, o Arte popular, que tuvo su desarrollo en la década de los sesenta del siglo pasado, y uno de sus máximos representantes es Andy Warhol, fallecido en 1987 a los cincuenta y ocho años.
Este estilo artístico incide en el valor iconográfico de la sociedad
de consumo, que ya estaba en pleno apogeo en aquella época, y a pesar de
llamarse Arte popular, no va dirigido precisamente al pueblo, sino que se
inspira en él, tomando sus intereses y su temática. Le sirve todo, desde los
diferentes objetos fabricados por la moderna industria, hasta los embalajes
empleados. Por otra parte, el artista se olvida de la naturaleza y vuelve sus
ojos a la ciudad. La misma naturaleza que durante tantos siglos ha servido de
modelo e inspiración al mundo del arte queda relegada, ahora es el mundo urbano
y sus gustos lo que interesa a los creadores de este nuevo estilo. Luego es
un arte urbano, sobre todo de las grandes urbes; que utiliza sus imágenes
dotándolas de un sentido diferente al cotidiano (ya lo hizo Marcel Duchamp, por
ejemplo con sus ready made) y de esta manera consigue una nueva estética, e
incluso si se presenta, ¿por qué no? una crítica a la sociedad de consumo,
precisamente, de la que procede este estilo artístico.
Por último, aquí Warhol juega más que pinta, con un artículo
muy popular y consumido por la sociedad estadounidense, equivalente en España a
representar un bote de leche condensada “La lechera” en aquel tiempo y, si nos
remontamos a la época barroca, podríamos establecer un paralelismo, aunque para
algunos pueda resultar paradójico, con el magnífico bodegón de Zurbarán que se
expone en el Museo del Prado.
R.R.C.
NOTA: Foto del autor