Estamos viendo el reverso de la moneda del que fue el último faraón egipcio Nectánebo II, que reinó hacia la mitad del siglo IV a. C. El Antiguo Egipto no parece haber sido un país en donde las monedas fueran de uso corriente; ni el Estado estuviera muy interesado en emitirlas. Fue el faraón mencionado el que mandó realizar una serie de piezas como la expuesta. Su peso es de unos 8.5 gramos y el metal empleado es el oro. En la parte que no vemos (el anverso) se limita, simplemente, a la imagen de un caballo en movimiento representado de una manera bastante realista.
Pero lo más significativo de esta peculiar moneda es, que por primera vez se representa un jeroglífico típicamente egipcio y que, además, hace referencia al metal del que estás hecha la propia pieza. Se emplean dos signos entrelazados: uno con apariencia horizontal y otro con traza vertical. El primero de ellos representa un gran collar del que penden seis cuentas, que simboliza el oro en esta escritura y se transcribe nub. Mientras el segundo signo se compone de una tráquea con corazón, que es un ideograma de: bello, perfecto, bueno…, pero en este caso podríamos traducir ambos jeroglíficos unidos por “oro fino” o “buen oro”. Por último, son muy pocos los ejemplares que se han encontrado, lo cual hace que aumente su valor.
R.R.C.
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