En una de las salas del Museo Británico de Londres, nos encontramos con una exposición de pinturas egipcias de entre el 1400 y el 1350 a. C. que se corresponderían con la XVIII dinastía. Pertenecen a una tumba-capilla ubicada en la necrópolis para nobles de la ciudad de Tebas, propiedad de un funcionario de medio rango llamado Nebamun, y cuyo autor artístico desconocemos. Como también tenía función de capilla los allegados de la pareja podían celebrar ceremonias en su recuerdo. De todas las pinturas que son de una gran calidad artística, destacaría el fragmento de una escena en la que advertimos cuatro músicas que aparecen sentadas y dos bailarinas casi desnudas para animar el banquete, de la que ya se supone pareja funeraria de Nebamun y su esposa.
Destaco esta secuencia por mostrar dos de las cuatro instrumentistas de frente y no de perfil como usualmente se hace en la pintura egipcia. Nos encontramos pues ante un hecho excepcional. Sobre ellas aparece en escritura jeroglífica la letra de la canción que interpretan en consideración del difunto. Es una obra mural con un predominio evidente de la silueta que se rellena de colores planos e intensos, pero no se consigue la tridimensionalidad de las figuras (para eso habrá que esperar todavía bastantes años). Sin embargo, los personajes si presentan un cierto movimiento. Por último, la escena exhibe los convencionalismos típicos de la pintura egipcia: ley de la frontalidad, hieratismo, falta de perspectiva, carencia de rasgos particulares…, que se mantuvieron durante toda la cultura del Antiguo Egipto.
NOTA: Las músicas portan sobre sus cabezas unos conos huecos hechos, probablemente, de cera de abeja. Se barajan hipótesis de que contenían cera perfumada que se derretía para liberar aroma, a la vez que purificaría al usuario. No obstante, hay discusión sobre estos objetos.
R.R.C.
NOTA: Imagen descargada de Internet