viernes, 14 de septiembre de 2012

Maravillas de San Petersburgo y los gatos del Hermitage

 
Avenida Nevski
     
Escribir sobre las maravillas que podemos contemplar en esta enorme ciudad de más de cuatro millones y medio de habitantes es una tarea imposible, más aún si tenemos en cuenta las limitaciones de mi modesto Blog. Me limitaré a enumerar alguno de los lugares que podemos contemplar si estamos unos días en esta magnífica ciudad, sin necesidad de tener que salir de ella a visitar otros monumentos y palacios que se encuentran en los alrededores. Para ilustrar la pequeña reseña acompañaré alguna fotografía, que como dice el viejo dicho, más vale una imagen que mil palabras. La verdad es que es difícil saber por dónde empezar, estaría bien pasear por sus calles, plazas y jardines. Con sólo hacer esto valdría la pena venir, no dejaría indiferente a nadie, en especial si paseamos por la larga, recta y populosa Avenida Nevski, con cuatro km de recorrido y un sinfín de contrastes con muchísimos cafés, restaurantes, tiendas, museos y librerías, hay quien ha escrito de ella, que era el único espacio público de la ciudad que no estaba dominado por el poder, primero de los zares y luego comunista. En fin, la Avenida Nevski era una especie de zona liberada.

     La amplia avenida paralela al caudaloso e impresionante río Neva depara multitud de sorpresas, no sólo por sus magníficos edificios, a los que hay que añadir todos aquellos que se pueden contemplar desde los márgenes del río, pues nos podemos encontrar con dos monumentales esfinges egipcias de verdad, ya que fueron traídas del país de los faraones y las ubicaron en la margen derecha del Neva. El cauce del rio es tan amplio y profundo que también se encuentran atracados grandes barcos de crucero actuales. Pero por su historia y participación en la Revolución de 1917, merece la pena visitar el buque Aurora, destinado a museo y en excelente estado de conservación. También produce un especial placer hacer un recorrido por los canales que recorren la ciudad para desembocar en el río, en uno de los numerosos barcos que surcan sus aguas.
      
Catedral de San Isaac
     En San Petersburgo hay multitud de iglesias ortodoxas, ya que ésta es la religión nacional de Rusia. Destacaría la visita de al menos tres de ellas, todas en el centro de la ciudad, y no muy distantes entre sí. La Catedral de San Isaac se sitúa en  centro de una gran plaza, puede que sea la más grandiosa de todas, su altura supera los cien metros y se encuentra coronada por una gran cúpula dorada en el centro, elevada sobre una columnata que la hace visible desde muchos puntos de la ciudad, su decoración es espectacular tanto en el interior como en el exterior y desde su cúpula podemos ver magníficas vistas, es una construcción del siglo XIX. A continuación nos podríamos dirigir a la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, en mi opinión la más bonita y conocida de todas. Su nombre viene de que fue construida en el lugar del asesinato del zar ruso Alejandro II, y en ella trabajaron los mejores artistas rusos de la época (finales del siglo XIX y principios del XX); su silueta es complicada y  pintoresca. Las fachadas están revestidas con ladrillos esmaltados, baldosas y azulejos. En la decoración  interior se usaron mármoles italianos y diversos tipos de piedras semipreciosas rusas. El edificio presenta un imponente conjunto de mosaicos, sobre todo en el interior, que está literalmente forrado de teselas, que le dan a todo el conjunto una gran vistosidad. Podríamos decir que “es un monumento de estilo ruso”, que personifica a la perfección al templo ortodoxo de este país. Se corona con cinco cúpulas centrales bulbosas (de un total de nueve), de variados colores y dorados muy llamativos. Por último, nos podríamos dirigir a la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, donde se encuentra La Catedral del mismo nombre con las tumbas de los zares rusos, incluyendo el último zar Nicolás II con su familia. El edificio actual es la primera iglesia de piedra de San Petersburgo y fue construida en la primera mitad del siglo XVIII, su impresionante aguja alcanza los ciento veintitrés metros de altura con la figura de un ángel en su extremo, a penas visible desde abajo. De dimensiones más reducidas que las anteriores, destaca su color amarillo que se extiende por toda la fachada.




     Un palacio que encontramos en el centro de la ciudad, que tiene una larga historia, en una de sus habitaciones fue envenenado con dulces el excéntrico y siempre controvertido Rasputín, la noche del 29 al 30 de diciembre de 1916 para acabar con su influencia sobre la zarina, es el Palacio Yusupovsky (de Yusupov) ubicado en el malecón del río Moika, es uno de los monumentos de clasicismo más hermosos en San Petersburgo. Se exhiben entre otros objetos las figuras de cera representando los participantes en este asesinato.

      Mención aparte merece el Museo del Hermitage que es el principal museo de la ciudad de San Petersburgo y de Rusia, y uno de los más famosos y más grandes del mundo. La colección de la galería ocupa un complejo formado por seis edificios situados a la orilla del río Neva, siendo el más importante de estos el famoso Palacio de Invierno, residencia oficial de los antiguos zares. El museo se formó con las piezas privadas que fueron adquiriendo los zares durante varios siglos, y no fue hasta el año 1917 cuando fue declarado Museo Estatal. La recopilación de objetos que se expone en su interior es enorme y de una gran variedad. Su pinacoteca está considerada, junto con el Museo del Prado, como la más completa del mundo. El interior de la arquitectura por sí misma es una obra de arte impresionante, aunque no hubiese nada expuesto en sus salas y estuviesen vacías, sería una maravilla visitarlas. Escribir sobre el Hermitage daría para varios libros, tanto la construcción, como las obras allí expuestas. Si pensamos visitarlo, sobre todo en verano, debemos de reservar entrada para evitar las colas interminables que se forman y una vez dentro, si sabemos evitar las visitas de grupos, lo podremos ver con una relativa comodidad.
     Para terminar esta breve exposición decir que San Petersburgo no acaba aquí, es mucho más, pero yo tenía que concluir.
      R.R.C.


 Nota curiosa añadida el 8-8-2018: LOS GATOS DEL HERMITAGE

     El Museo del Hermitage de San Petersburgo en Rusia es uno de los mayores y más prestigiosos museos del mundo, comparable a las galerías del Louvre, British o Metropolitan. Ya desde el siglo XVIII se vio la necesidad de que estos felinos deambularan por allí, y en la actualidad unos 65 gatos habitan en sus sótanos atendidos por cuidadores, con el fin de ahuyentar a roedores que podrían dañar miles de obras de arte que allí se depositan. Salvo el paréntesis de la II GM (en el que murieron todos), estos animales han estado presentes en los subterráneos y alrededores del museo desde su fundación. Son gatos procedentes de la calle, y cuando tienen excedentes les encuentran familias dispuestas a acogerlos; eso sí, con un certificado que les garantiza que han sido gatos custodios del Hermitage. Todo un lujo.

     Fue la emperatriz Catalina la Grande la que concedió a los felinos el estatus de “guardianes” del museo, que ella misma creo hace poco más de 250 años. “Los gatos se han convertido en protagonistas importantes de la vida del museo, forman parte de la leyenda e historia del Hermitage”, afirma su director.
       R.R.C.
NotaAvenida Nevski, Catedral de San Isaac y los gatos del Hermitage bajadas de Internet. Las demás, fotos del autor.