Su fundación
por colonos atenienses se remonta al siglo IX a. de J.C., pero no fue hasta el
año 189 antes de nuestra era cuando fue conquistada por los romanos, y fueron
estos los constructores de las edificaciones, monumentos, biblioteca, teatro,
calles, templos, etc que podemos observar en nuestros días cuando paseamos por
sus empedradas calles. Hay que advertir que aún queda mucho por excavar, pero
con lo expuesto hasta ahora es suficiente para hacerse una idea de la gran
ciudad que tuvo que ser en época romana. Sus impresionantes ruinas son
recorridas por miles de visitantes cada año, procedentes de los grandes
cruceros que atracan en el cercano puerto de Kusadasi. Situada en la costa de
Asia Menor, en la actual Turquía, fue un importante centro religioso, cultural
y comercial.
El enorme
teatro ubicado en una posición muy sobresaliente dominando el paisaje sobre la
calle del puerto, hoy desaparecido por los movimientos de tierra (en la
actualidad Éfeso no está en la misma costa) es el mayor de su época. Tenía
capacidad para 24.500 espectadores y se empleaba también para espectáculos
circenses. La cávea, es decir, el graderío, se apoya parte de él en la ladera de
la montaña y la zona inferior sobre arcos y bóvedas típicamente romanas. De la
biblioteca de Celso, un ciudadano romano que la construyó en memoria de su
padre, su fachada todavía está en pie. Fue erigida mirando hacia el este
para que las salas de lectura aprovecharan mejor la luz matutina, y de todos
los monumentos que todavía podemos admirar en esta enorme ciudad, que pudo
llegar a tener en la época romana unos doscientos cincuenta mil habitantes, la
fachada de la biblioteca es la que más impresiona de todos ellos, por su gran
monumentalidad. La ciudad prosperó durante el Imperio romano. Cuando la visitó
Estrabón, su riqueza se basaba en el comercio. En 262 d. C. la ciudad y el
templo fueron asolados por los godos. El templo quedó destruido y ya no se
reconstruyó, desde entonces perdió importancia.
Hay que
recordar que San Pablo visitó Éfeso y una iglesia cristiana se estableció cerca
de la ciudad. San Pablo escribe una Epístola a los efesios que forma parte del
Nuevo Testamento. Juan el Apóstol se trasladó hasta aquí hacia el año 62. Con
la persecución de Domiciano, Juan es desterrado, y sólo bajo el imperio de Nerva
pudo volver a Éfeso, donde falleció pocos años después a edad muy avanzada (alrededor
cien años). En 431 se inició el tercer Concilio Ecuménico (Concilio de Éfeso)
convocado por el emperador Teodosio II, e impulsado por el Patriarca Cirilo de
Alejandría para combatir una pujante herejía.
La ciudad acabó desapareciendo en el siglo
XIII con la llegada de Tamerlán
(caudillo mongol de Asia Central de origen Turco).
R.R.C.
Nota: Fotos del autor.